Leo Messi marcó este domingo en el Sánchez Pizjuan su gol número 500 con el Barça. Lo hizo de la manera que mejor se le da, salvando al equipo del atolladero en el que se había metido. Un partido que los azulgranas iban perdiendo (1-0 con tanto de Vitolo) y que además se veían superados por todas las de la ley. El argentino aprovechó una asistencia de Neymar para marcar de un sutil toque desde la frontal del área. Apareció así Messi en el momento más oportuno para poner las cosas en su sitio y terminar ganando prácticamente el encuentro solo.

De este medio millar de veces que el mejor jugador del mundo ha conseguido perforar la red, 469 han sido en partido oficial, mientras que 31 de ellos los consiguió en encuentros amistosos. Además, Messi ha vuelto a marcar al Sevilla, equipo al que ya ha batido en 27 ocasiones en los 29 partidos que ha jugado contra el equipo hispalense.

Asimismo, es el propio Sevilla quien sigue siendo el equipo al que Leo Messi ha marcado más goles (27), seguido de cerca por el Atlético de Madrid (25), Valencia (22) y finalmente un Real Madrid al que conseguido batir en más de una veintena de veces (21). Un nuevo hito en la carrera del argentino que sigue su implacable camino por derrocar cada uno de los récords aún vigentes en el fútbol moderno.

Pero si algo destaca a Messi por encima del resto es que se trata de un jugador más allá del gol. En el Pizjuán dio una lección de fútbol, entendiendo lo que pedía el partido, efectuando jugadas inverosímiles en palmos cortos de hierba y actuando de asistente de lujo. De nuevo un pase magistral dejó solo a Suarez en su camino al gol. Jugó de interior, centrocampista, extremo, delantero y ayudó en tareas defensivas. Todo un lujo del 500 veces único