Mezcla de sentimientos la que se vivió la noche del 27 de agosto en el Vicente Calderón. Atlético de Madrid y Real Madrid se preparaban para el segundo asalto por la Supercopa de España. La tristeza deambulaba por los aledaños del Manzanares tras una cruel derrota en la final de la Champions League. El Atleti venía de realizar su mejor temporada en décadas, ganando La Liga en el Camp Nou en la última jornada y de ser finalista europeo y virtual campeón durante casi noventa minutos.

Por otro lado, el entusiasmo y las ganas de revancha también estaban presentes, ¿qué mejor manera de poner un parche a ese desafortunado roto de la pasada temporada que ganando al Real Madrid en casa y empezando la campaña con un título? Así terminaría siendo, pero no sin antes sufrimiento y esfuerzo en ambos encuentros de la competición. El resultado de la ida en el Bernabéu dejó un 1-1 más favorable a los colchoneros. El recién llegado James Rodríguez, que ahora no goza del mismo apoyo, abrió el marcador en favor de los merengues, pero en el tramo final Raúl García, un mítico de la casa, igualó la contienda para dejar con muchas opciones al equipo de su vida. Entre ese ambiente, mezcla de pesimismo y a la vez ilusión típico del Calderón, el Atlético de Madrid dio un puñetazo sobre la mesa de los derbis y puso fin a 15 años de malos resultados.

Un gol solitario con mucho valor

El partido empezó de la mejor manera para el cuadro de Simeone, con un gol. El delantero croata, Mario Mandzukic, alentó al Vicente Calderón con un gol en el minuto dos que terminaría por sentenciar la final. El recién llegado adelantó a los locales con un gol inesperado y que dejó sin reacción a los blancos. A diferencia de la final de Lisboa, el Madrid tuvo poca reacción y generó muy poco peligro sobre la portería rojiblanca.

El Atleti demostró un poderío defensivo de campeón

La defensa del Atleti fue más férrea que nunca y no dio tregua al rival que no encontró huecos por los que poder resquebrajar la zaga. Un planteamiento fantástico de Simeone, puede que incluso mejor que el de la anterior campaña, que dejó muy buenas sensaciones en los aficionados e ilusionó con la posible consecución de nuevos títulos a final de temporada al igual que ya hiciera la temporada anterior.

El equipo celebra con la grada el gol que sentenciaba. Foto: Jaime Del Campo
El equipo celebra con la grada el gol que sentenciaba. Foto: Jaime Del Campo

El partido no fue un reflejo claro de lo que sería el Atlético de Madrid durante la temporada. Pese a ser verano, los recién llegados como Mandzukic, Griezmann o el canterano Saúl demostraron un gran nivel en la Supercopa y con altibajos durante la temporada. Pese a todo, este triunfo supuso dos cosas: la primera, romper la barrera psicológica ante el Real Madrid en el Calderón, y la segunda, la creación de un proyecto a largo plazo de jóvenes talentos como Saúl y en general de una nueva estructura de equipo, que se demostraría en temporadas posteriores.