El Córdoba Club de Fútbol saltó al campo con el mismo once que disputó el partido en Miranda de Ebro, donde consiguió un exiguo empate, y sin una idea clara de qué hacer con el balón. Pese a comenzar el partido con cierto empuje, gracias sobre todo a un ejercicio de responsabilidad de Juli y Donoso, el Córdoba apenas lograba rondar el área rival. Por su parte, el cuadro madrileño se limitaba a esperar, cediendo a los locales la posesión del balón. 

Consciente de la debilidad de los cordobesistas a balón parado, el Getafe CF trataba de aprovechar sus escasas aproximaciones generando faltas lo más cerca posible de área. Fruto de una de ellas, los azulones obligaron a Kieszek a realizar una buena parada ante un balón que se dirigía a la escuadra. Apenas unos instantes después, otra falta colgada en la frontal daba la ventaja al Getafe de la mano del defensor argentino Gorosito, que pudo haber cometido falta sobre un blando Bijimine. 

Poco cambió el partido a raíz del gol de los madrileños, pues el Córdoba seguía siendo dueño del balón limitándose a colgar balones a la espalda de una segura defensa azulona. Para colmo de males, una de las pocas jugadas que podría haberse convertido en el empate, quedó desbaratada tras impactar el remate de Juli en un estático Rodri, que además estaba en fuera de juego. Merced a un fallo en la entrega de la zaga rival, Rodri pudo tener en sus botas una nueva ocasión en un balón dividido al que el excordobesista Alberto García llegó antes. El partido llegaba de esta forma al descanso, con una inquieta afición cuyas sensaciones hacían presagiar los peores augurios para los suyos. 

Metido de lleno en la dinámica negativa, el Córdoba insistió en los mismos erróneos argumentos del primer tiempo, lo que llevó al equipo a perder innumerables balones tras preocupantes faltas de concentración. Apenas guiados por el orgullo herido, los blanquiverdes no llegaban a las inmediaciones del guardameta azulón, que afrontaba con parsimonia los envites del encuentro. Esperando a su presa en su propio campo, el Getafe aprovechó un contragolpe excepcional para poner el 0-2 en el marcador gracias a un zurdazo de Jorge Molina tras un centro medido de Portillo. 

Con los deberes hechos, el conjunto del sur de Madrid renunció por completo al balón y dejó de presionar la salida de balón, sabedor de que apenas unos minutos le separaban de la victoria tras un plácido partido. Por su parte, Oltra otorgó la responsabilidad de la quimérica remontada a Quiles, que entró al campo sustityendo a un Alfaro muy pitado por la afición. Hurgando en la herida y ante las facilidades otorgadas por parte de los blanquiverdes el Getafe lograba el tercero por parte de Facundo, que había ingresado en el campo apenas hacía unos minutos, tras aprovechar un disparo de Jorge Molina rechazado por el guardameta polaco.

En mitad del esperpento, y con la afición volcada en airear sus iras en contra de sus jugadores y dirigente, Pedro Ríos lograba el gol del honor con un magnífico disparo desde fuera del área que sorprendió a un frío Alberto García. 

De esta manera el partido moría a orillas del Guadalquivir con un Córdoba hundido tanto en lo anímico como en lo puramente futbolístico. Sin ideas e insistiendo en una fórmula fallida, los cordobesistas tocan fondo en una semana en la que además tendrán que afrontar un inoportuno e incómodo partido de Copa del Rey frente al Málaga, ante una afición crispada y resignada. Una nueva oportunidad para los blanquiverdes de revertir la situación. El más difícil todavía.