La vuelta a la rutina sabe mejor si tu equipo gana. Eso es un hecho. Pero si, para colmo, el partido en cuestión es en el Nuevo Arcángel y el triunfo se ha logrado con sufrimiento, los tres puntos saben a dulce miel. El San Fernando ha vuelto a demostrar su madurez como equipo y suma ya 30 puntos. Nueve puntos separan a los de Antonio Méndez del Córdoba B que, a pesar de sus constantes intentos, fue incapaz de perforar la meta de Salva y cae al puesto de promoción de descenso.

El partido estaba marcado en rojo por ambas escuadras. Unos para demostrar que su posición clasificatoria era anecdótica y otros para dar un zarpazo en forma de directo a la mandíbula a otro recién ascendido. Sin embargo, más que un boxeador, el San Fernando se transformó en vampiro.

Tempranera recompensa

Mordió el cuello rival. Se olvidó de la inactividad de estas dos semanas y voló con Iván Bazán y Carralero por las bandas. Quería desactivar el arsenal ofensivo con el que contaba el filial (Moha, Quiles, José Antonio González…) y que tantos problemas había provocado en la primera vuelta, cuando los blanquiverdes vencieron 0-2. Losada, por su parte, dio continuidad al extremo David Moreno y a Borja por las bajas ya sabidas de Sebas Moyano por lesión y Javi Galán y Esteve, jugadores fijos en el esquema del primer equipo.

Lolo Garrido marcó con un disparo desde la frontal que desvió Fran Serrano

Méndez lo tenía claro. Presionar para evitar la salida aseada de balón del exazulino Pablo Vázquez y de Fran Serrano. Lo consiguió. La zaga cordobesista se sintió vulnerable y lo pagó muy caro. Lolo Garrido robó el esférico en zona de tres cuartos y no se lo pensó. Disparó desde la frontal y la fortuna le sonrió. El cuero impactó en Fran Serrano y despistó a un Pedro Luis que solo pudo resignarse y ver como el esférico besaba las redes blanquiverdes mientras la afición azulina desplazada hacía retumbar de alegría el Nuevo Arcángel .

A partir de ahí, el panorama cambió. El filial no varió su idea y su rival decidió guardar la ventaja en campo propio esperando una contra decisiva. Nunca llegó, ya que la precipitación fue la tónica predominante cuando Iván, Carralero o Dani Martínez buscaban salir como puñales.

Foto: San Fernando CD
Foto: San Fernando CD

Por su parte, el Córdoba se estiró y el partido entró en una dinámica tensa por varios encontronazos en los que ninguno de los dos equipos lanzó el balón fuera. Fran Serrano pudo empatar justo un minuto después del gol azulino y, poco después, Dani Martínez acarició la sentencia al no llegar  a rematar un centro de Gerrit.

La primera parte, así pues, no tuvo apenas ocasiones claras a excepción del gol. De hecho, un disparo de David Moreno que se perdió a la izquierda de Salva en el último minuto del primer acto fue la ocasión más clara de los locales, que tenían problemas para culminar con remates sus jugadas elaboradas.

Probablemente por ello y por el cansancio acumulado de Moha Traoré tras jugar ayer con el primer equipo ante el Rayo, Losada no esperó para dar minutos a Vera, prometedor delantero de la factoría cordobesista.

Salvador y demonio

El cambio fue una declaración de intenciones. El Córdoba B creía en la remontada. Y el San Fernando decidió juntar aún más sus líneas y dejar a Iván en punta para buscar la salida. Sin embargo, dicha salida se evaporaba con el paso de los minutos. Los locales empujaban ganándole metros a un terreno de juego que cada vez se hacía más amplio para las fatigadas piernas azulinas.

Era cuestión de tiempo que las ocasiones blanquiverdes llegaran. La primera fue a balón parado. Una mala salida de Salva, que se encontró con el bloqueo de un rival, propició que Espinar desviara bajo palos un flojo remate desde el punto de penalti.

cordoadeporte.com
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Fue el primer aviso serio para Salva, quien, una vez más, demostró ser una pieza fundamental en el engranaje defensivo de los cañaíllas. Había sido un espectador de lujo en la gran jugada individual que se fabricó Quiles a la que únicamente le faltó la guinda, pero resultó clave para evitar el tanto local en la jugada que, probablemente, marcó el devenir del encuentro.

Salva evitó la igualada con dos grandes paradas que desesperaron al filial

Y es que Vera lo hizo todo bien. Se zafó de Regino acudiendo hábilmente al primer palo para recibir el centro desde la izquierda. Su remate fue certero, también al primer palo. Con mala intención, teniendo en cuenta que Salva se desplazaba siguiendo la trayectoria del esférico. Sin embargo, el meta no tuvo reparos en rectificar y lanzarse en una plástica estirada a desviar el cuero. Lo logró, para desesperación  de unos rivales que lamentaban su suerte. Estaba claro que iba a ser muy difícil superar a aquel gigante bajo palos. Por si fuera poco, González, poco después, intentó derribar la muralla cañaílla con un disparo desde la frontal aprovechando un rechace. Pero, otra vez, Salva voló.

Mientras tanto, en el otro extremo del campo, Pedro Luis se mostraba inactivo, si bien es cierto que el San Fernando asestó la puñalada definitiva tras rematar Espinar un servicio desde la izquierda. Sin embargo, el linier levantó la bandera ante las protestas visitantes.

Adormecer para asegurar

No pasaba nada, debió pensar Méndez en el área técnica. La situación estaba aparentemente bajo control. Quedaban veinte minutos para certificar una victoria de oro y su equipo ya estaba más que acostumbrado a sufrir. Dio entrada a Javi Medina, que debutó, y Francis, en busca de algo más de energía arriba. Sin embargo, la idea principal era clara: tratar de incordiar la creación de un Córdoba literalmente volcado.

Los cambios ayudaron al San Fernando a garantizar un importante triunfo

Losada, desgañitado en la banda, dio entrada a Alberto en detrimento de David Moreno y, por último, a Raúl Garrido. Pero no encontró la fórmula para derribar una muralla hecha a base de ilusión. De trabajo y sacrificio. De sufrimiento y hambre. Los pupilos de Méndez supieron dormir a la perfección el choque con el balón en los pies y solo una falta sin peligro incomodó a los isleños en los últimos instantes.

Fue una gota insignificante en un segundo tiempo en el que el San Fernando demostró estar plenamente asentado en la categoría, a pesar de haber iniciado hoy su quinto mes en Segunda B. Arrancar sorprendiendo, marcar y llevarse los tres puntos en un zurrón cada vez más repleto de alegrías que garantizan el cumplimiento de la primera misión: la permanencia en la división de bronce del fútbol español.