En un partido que iba a ser complicado, el líder empató meses después. Fue ante un Sevilla Atlético que no se arrugó, e igualó el partido, con superioridad numérica, gracias a un tanto de San Emeterio, que niveló el tanto inicial de uno de los máximos artilleros de Segunda División, Roger, que acabó  expulsado.

La acción que llevó a que el delantero se fuera a las duchas antes de lo esperado, estuvo envuelta de polémica. El atacante trató de proteger el esférico en una actuación rutinaria, que se repite de manera constante durante la evolución de cualquier choque. El colegiado no dudó en castigar el lance con la consecución de la segunda cartulina amarilla que daba con Roger en las catacumbas del vestuario cuando todavía restaba una auténtica inmensidad para el desenlace del enfrentamiento. Todo cambió en ese momento. Los roles se intercambiaron, y el Sevilla Atlético creyó en poder sacar algo positivo frente al líder.

El filial del Sevilla recobró la autoestima y el vigor necesario para poner contra las cuerdas a un Levante que se sintió vencedor mientras las fuerzas estaban equilibradas. Suele pasar en el fútbol que durante los noventa minutos los rivales atraviesen por diferentes estados mentales y donde en definitiva, lo que cuenta es el resultado final del choque.

El Levante, pese a quedarse con sólo un punto, sigue tachando a velocidad de vértigo sus días en Segunda. Una categoría que ha demostrado dominar de principio a fin, rompiendo las estadísticas semana tras semana. Sin público, y con el Sánchez Pizjuán en la que resonaba el eco de cada jugada por falta de afluencia, era necesario un auténtico esfuerzo para motivarse y no dejarse llevar. En el estadio se escuchaba absolutamente todo. Y no, el partido no era a puerta cerrada ni el Sevilla Atlético estaba sancionado.

Roger es un depredador y se comporta con la voracidad de los felinos. No hay piedad cuando se trata de fijar la mirada en la portería de su rival. Y no parece conveniente minimizar la amenaza que genera, aunque sus botas no hayan pisado el interior del área. Rugió Roger tras un lanzamiento lejano pegado al poste derecho del portero rival, por cuarta semana consecutiva, y finalizaba así una jugada colectiva en la que previamente participaron Campaña y Morales. "El Pistolero" se revolvió con velocidad para mandar el esférico al fondo de la red. Su celebración se escuchó en todos los rincones de un imponente estadio sin apenas espectadores. El Levante advertía de sus intenciones. 

Con el gol, el Sevilla Atlético se veía obligado a reaccionar. Raúl Fernández hizo acto de presencia con paradas salvadores, al tiempo que la madera visitante también repelió algún balón con intenciones de introducirse en el fondo de la portería. El Levante se servía de sus automatismos para mantener la distancia adquirida y el Sevilla Atlético chocaba contra sus propias limitaciones.

Ya en la segunda parte, no había síntomas de rebelión por parte del filial. El Levante se movía con soltura sobre el verde sin que su rival pudiera hacer nada al respecto. Después vino la expulsión y con ella, esperanzas renovadas para un equipo que no creía en sacar nada positivo de su propio estadio. San Emeterio puso el punto final a un partido donde no queda claro qué gol sonó con más fuerza, si el local o el visitante.

En la siguiente jornada, el Levante recibirá en casa al Elche, el domingo a las 18h. Por su parte el Sevilla Atlético visitará el siempre difícil campo de la AD Alcorcón, en un duelo directo por la permanencia.