Andalucía. Cuna española de la antigua civilización romana y nazarí. El sur de la península ibérica goza de un notorio cartel en materia histórica; desde la creación de la Alhambra, hasta la rubricación de la Constitución de Cádiz. Pero en materia deportiva los andaluces también han dado tenido un importante peso histórico dentro de las fronteras españolas. Esto sobretodo se refleja en materia futbolística, donde de la tierra del flamenco y la alegría han emanado números jugadores de primer nivel como Fernando Hierro, Jesus Navas, Joaquin Sánchez, Kiko Narváez o Dani Güiza.

Sin embargo, cabe destacar que la capital andaluza tiene un aroma único y especial para la eclosión del talento. Concretamente en la localidad sevillana de Camas, donde hace 30 años nacía un joven y portentoso central que dominaría del deporte español desde la capital, específicamente desde Concha Espina, con la elástica del Real Madrid. Una camiseta con la que el propio Sergio Ramos, el pasado miércoles, volvió a hacer historia frente al Napoles en San Paolo con dos goles históricos que otorgaban el pase a cuartos de final para el Real Madrid.

Un niño prodigio de camino a héroe

Han pasado ya un total de 12 años desde que el central desembarcará en la casa blanca procedente del Sevilla. Más de una década en la que el capitán del Real Madrid ha deleitado al panorama futbolístico con su casta y su entrega goleadora.

Sergio Ramos anota el 0-1 de Milán 2016. | FOTO: AFP
Sergio Ramos anota el 0-1 de Milán 2016. | FOTO: AFP

67 goles y 34 asistencias de Ramos en el Real Madrid

Desde la consecución de la Undécima en Lisboa, el camero ha anotado 21 goles (18 de ellos decisivos) de los 67 cosechados con las elástica merengue

La caldera napolitana

Tras el 3-1 cosechado en la ida disputada en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid llegaba a San Paolo con el objetivo de certificar el pase a la siguiente ronda en Champions. Ante ellos un estadio napolitano, lleno hasta la bandera, que rugía como si tuviera vida propia.

Mertens marcó en el minuto 23 y dio esperanzas al Napoles

Ramos inició el encuentro sin tener conocimiento de que tendría que hacer de nuevo una aparición estelar para rescatar a sus compañeros y apagar el fuego que se fraguaba en feudo italiano. Un incendio provocado desde el minuto uno por un Napoles que salto al verde con el cuchillo entre los dientes para intentar soñar con una hipotética remontada. 

Mertens celebra el 1-0 ante el Real Madrid.  | FOTO: EFE
Mertens celebra el 1-0 ante el Real Madrid. | FOTO: EFE

Casemiro: “No hemos jugado bien los primeros veinte minutos”

Así llegó el primer disparó napolitano en el minuto uno de partido, y así llegó el vespertino gol de Mertens en el minuto 23. Un zurdazo del máximo goleador local sirvió para batir a Keylor Navas y alentar a la parroquia italiana allí presente. Y cerca estuvo el belga de conseguir certificar la gesta con un disparo al palo en el minuto 36 que hubiera supuesto la aparente eliminación blanca. Pero los napolitanos no conocían el arma secreta del conjunto blanco con el cuatro a la espalda.

Sin control del juego y con la 'BBC' inoperante

La primera parte de los blancos era catalogada como una de las peores que pululaban por la memoria de los aficionados. La baja intensidad y los numerosos errores de concentración mostrados por los hombres de Zinedine Zidane ponían en jaque la supervivencia merengue en la máxima competición continental.

Cristiano Ronaldo y Mertens estrellaron dos balones en el palo

No tenían el día. Ni Cristiano Ronaldo, que estrelló un balón al palo que hubiera supuesto el 1-1; ni Gareth Bale; ni Karim Benzema; ejercieron su papel goleador como integrantes de la icónica 'BBC'.

 

Casemiro en la disputa de un balón. | FOTO: EFE.
Casemiro en la disputa de un balón. | FOTO: EFE.

Pero la parcela defensiva no escapaba de las críticas. Casemiro se encontraba solo en la sujección del centro del campo, viéndose superado en incontables ocasiones por el conjunto de Mauricio Sarri. Algo que provocaba la inestabilidad defensiva experimentada por Carvajal, Pepe, Ramos y, especialmente, Marcelo. El lateral brasileño se mostró desbordado en defensa e inoperante en ataque ante una escuadra napolitana que dinamitó el costado zurdo blanco. 

Marcelo intenta controlar un balón ante el Napoles. | FOTO: Getty Images
Marcelo intenta controlar un balón ante el Napoles. | FOTO: Getty Images

Objetivo: apagar el incendio de San Paolo

Con la incertidumbre campando a sus anchas por las zonas técnicas, en la segunda parte el conjunto blanco intentó salir con otra cara al partido. Era vital extinguir el incendio napolitano lo antes posible. Algo para lo que se debía contar con la presencia de un bombero experimentado en apagar fuegos en grandes citas.

Dos goles de Ramos en cinco minutos remontaron el partido

El Real Madrid lo tenía. Sergio Ramos dejó en el vestuario su alma de futbolista para enfundarse la de servicio público. Sin casco ni traje ignífugo, Ramos se elevó sobre el cielo de Nápoles como un auténtico Volcán para silenciar el estadio de San Paolo con un testarazo que batía a Pepe Reina en el minuto 52. No contento de ello, escasos cinco minutos después, el capitán del Real Madrid volvió a anotar otro gol a la salida de un córner para revertir un marcador adverso de notable riesgo para los blancos.

Ramos celebra uno de sus goles en San Paolo. | FOTO: EFE
Ramos celebra uno de sus goles en San Paolo. | FOTO: EFE

El establecimiento del 1-2 en el luminoso acabó con todas las esperanzas de miles de aficionados italianos. Un doblete que otorgaba a Sergio Ramos el beneficio de la duda: de lateral a central, ¿y de central a delantero? Al menos en los saques de esquina funcionaba. El sevillano es un seguro goleador en el interior del área y uno de los futbolistas más decisivos de la historia del deporte. 

Morata celebra el 1-3 de San Paolo. | FOTO: Getty Images
Morata celebra el 1-3 de San Paolo. | FOTO: Getty Images

Zidane: “Si te fijas solo en la primera parte hay cosas que podemos hacer mejor"

Pero el capitán blanco no consiguió apagar totalmente el incendio napolitano. Algunas brasas aún quedaban candentes en el estadio y Álvaro Morata se encargó de reavivarlas en el descuento del partido. El 1-3 del canterano merengue, con la posterior polémica celebración ariete mandando guardar silencio a la grada local napolitana por su pasado juventino, supuso un último espasmo de una afición rota por la desilusión.