El Sevilla está de bajón. No solo en los resultados, sino también en el juego, causa probable de lo primero. Desde el pinchazo ante el Villarreal, el declive en la ofensiva sevillista es evidente. Se ganó ante Las Palmas, Eibar y Athletic sin desplegar un fútbol brillante, pero los empates ante dos recién ascendidos como el Alavés y el Leganés han hecho que las dudas futbolísticas sobrevuelen el Ramón Sánchez - Pizjuán. 

En Las Palmas, el problema fue la disputa de la posesión, ya que ambos equipos la pretendían. Durante el choque, el Sevilla tuvo algunas buenas fases de fútbol, que no se han repetido desde entonces. 

La visita del Eibar, punto de inflexión

Pese a que el partido se saldó con victoria local, la incansable y efectiva presión que realizó el equipo de Mendilíbar fue la muestra del camino a seguir para otros rivales. Desactivaron a Nasri y N'Zonzi, las piezas fundamentales para mantener el cuero en pies rojiblancos. También el mal momento de Franco Vázquez, jugador con criterio y que arrastraba marcas para liberar a la sociedad francesa, ha influido en esta pequeña crisis futbolística. El Betis siguió el mismo camino, enjauló a N'Zonzi y no permitió circular el balón en ningún momento de la primera parte. Con la visita del Athletic a Nervión, se repitió la historia del Eibar, ganó el Sevilla pese a que los leones fueron superiores y merecieron más. El cuadro hispalense no ganó por fútbol, pero sí por garra, lucha, casta y coraje. La visita a Mendizorroza dejó al Sevilla huérfano de fútbol y de actitud, guion que resurgió ante el Leganés, alejando por estos 4 puntos al conjunto de Sampaoli de la cabeza de la Liga. 

El técnico argentino deberá encontrar respuesta a las constantes presiones y, el superarlas, seguro que permitirá al Sevilla continuar en su línea de buen juego esta temporada. 

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