La llegada de la primavera no está sentando bien al Girona FC. Y es que la frenada en seco que está protagonizando en las últimas jornadas está dando vida a rivales directos que hace pocas semanas necesitaban de unos prismáticos para ver a los de Pablo Machín. El equipo gerundense aun dispone de un cojín importante (en el peor de los casos, Oviedo y Tenerife se acercarán a seis puntos), pero las primeras alarmas han saltado después de la tercera derrota consecutiva en liga y de la aparición de los primeros síntomas claros de cansancio, tanto físico como mental, en un equipo que hace unas semanas parecía imparable.

Dos duros golpes en menos de diez minutos

Con las entradas agotadas desde mediados de semana, se esperaba que Montilivi fuese una olla a presión. Más de 6500 aficionados se reunieron con el objetivo de dar alas y apoyar al equipo en uno de los momentos más difíciles de la temporada. Después de dos derrotas seguidas, la afición esperaba una reacción por parte del equipo, una noche de fiesta. Nada más lejos de la realidad.

Un déjà-vu. Eso es lo que debieron pensar los aficionados del Girona al ver la primera parte de su equipo. Una primera parte en la que se observaron demasiadas similitudes con el último partido que el equipo local jugó en Montilivi ante el Cádiz: el empuje inicial del equipo de Machín, con dos llegadas en los primeros cinco minutos, y una desconexión fatal por parte de los gerundenses que los fiscalizó por partida doble, con los goles de Santi Camesaña en el minuto 9 y de Trashorras, en el 19.

A partir de ese momento, el Girona tuvo que ir a remolque de un Rayo Vallecano que llegaba como el peor visitante de la liga (hasta ayer, solo había sumado seis puntos en quince partidos a domicilio), y que necesitaba con urgencia los puntos para alejarse de los puestos de descenso.

Reacción incompleta

El Girona entró en el partido demasiado tarde, pero como mínimo el gol de Alcalá a la salida un córner en el minuto 40 sirvió al equipo de Machín para irse a los vestuarios convencido de que la remontada era posible.

Pero el descanso hizo más mal que bien al Girona, ya que interrumpió la fase de más efervescencia de los locales y acabó cortándoles el ritmo, porque en la segunda parte fue el Rayo quién entró con más ímpetu al terreno de juego. A partir de la posesión y de las asociaciones, los visitantes se veían cada vez más cómodos en el campo. Se llegó a un momento de partido en que se veía más cerca el tercero de los visitantes, que no el empate local. Y así fue. En el minuto 59, Javi Guerra aprovechó un buen centro de Embarba desde la parte derecha para poner el 1-3 en el marcador.

Quedaba más de media hora por delante, pero el partido ya hacía demasiada subida para el Girona. El Rayo tenía el partido sobre un control que ya no perdió en ningún momento y el Girona no encontraba el gol ni el apoyo de la grada para reanimarse. Y los cambios por parte de Machín tampoco ayudaron, porque ni la entrada de Aday, de Cristian Herrera ni de Eloy Amagat consiguieron revolucionar el duelo y hacer despertar a Montilivi de la resignación. De hecho, en los últimos compases de partido los gerundenses, con los tres cambios ya utilizados,  dieron el partido tan por imposible, que su delantero Sandaza dejó el campo para evitar que sus molestias musculares fuesen a más, y se vieron obligados a jugar con diez jugadores.

A mirar hacia adelante

Los de Machín se vieron superados en todos los aspectos del juego y sumaron la tercera derrota consecutiva en liga. Pero el colchón del que disponen con el tercer clasificado les tiene que ayudar a levantar la cabeza y seguir luchando para cumplir el objetivo.

En una liga tan exigente como la Liga123, que cuenta con 42 jornadas, es razonable que haya malos partidos. Y los mejores equipos son los que consiguen superar los baches y seguir hacia adelante. El próximo sábado ante el Numancia, el Girona tendrá la oportunidad de demostrar si dispone de la madurez y fuerza necesaria para superar este bache, y seguir luchando por ascender, por primera vez en su historia, a la división de oro del fútbol español.