En abril, puntos mil. Esa es la consigna que todo vestuario de la categoría de bronce debe tener grabado a fuego en un mes crucial para el futuro más inmediato de cualquier equipo que se precie. El juego es lo de menos. Cuando te estás jugando la vida las piernas se engarrotan, las pulsaciones crecen y el cerebro se nubla. No se trata de hacerlo bonito, se trata de vencer a toda costa.

Y así lo hizo el San Fernando. No podía fallar el cuadro azulino ante su público después de complicarse la vida en Jaén. Poco le importaba que enfrente estuviera un equipo, el Sanluqueño, que está siendo la auténtica revelación de la segunda vuelta y lamenta la tumba que se cavó en la primera mitad de curso. Era el ser o no ser de ambos. Un choque de dinámicas, de trenes, que dictaría sentencia.

Falete y Méndez se conocían. El duelo de pizarras era evidente. Dos escuadras vecinas que se han intercambiado cromos y mirado de reojo en los últimos años necesitaban echar mano de alguna arma secreta para sorprender. En este caso, el técnico isleño decidió dar el dorsal 9 a Iván Bazán para buscarle las cosquillas a Sergio Ceballos y Jose, correctos en el juego aéreo. Galindo se quedó en el banco en favor de Bruno Herrero, que acompañó a Lolo Garrido. Así pues, el joven mediapunta y Espinar eran las balas no habituales que se quedaban en la recámara.

El Sanluqueño, por su parte, lo tenía claro: dar continuidad al plan que tantos frutos les está dando en El Palmar. Armero y Mawi en las bandas y Parada, tras su doblete del pasado domingo de conector con Alberto Rodríguez. En el banco, Carri aguardaba para dinamitar la contienda.

Impulso de fe

Sin embargo, hubo que esperar. Mucho. Antes tocaba soportar la tensión de quien sabe que se enfrentar a un rival directo y que lo que haga tendrá su eco más pronto que tarde.  Parecía más sólido el Sanluqueño, más acostumbrado a navegar en el filo de la navaja. A balón parado buscó hincarle el diente a un San Fernando que, con Castillo en el eje de la zaga, fue un iceberg irrompible.

El equipo de Sanlúcar gozó de los primeros acercamientos tratando de rematar sendos saques de esquina y, poco después, en un contragolpe en el que Parada buscó con la zurda a Alberto Rodríguez. Se relamía el atacante, que no contaba con un Rubén providencial al cruce.

Regino sorprendió a Diego García con un zapatazo al cuarto de hora

El reloj atravesaba la frontera del primer cuarto de hora. El San Fernando parecía asentarse sobre el tapete, aprovechando su condición de local. Regino, hoy de lateral, va a buscar con el alma un balón que le había trabajado Iván. El sevillano aguantó el esférico y se la dejó de cara al cañaílla, que llegaba de cara con todo y reventó el esférico con fe y toda la intención del mundo.  

La sorpresa para todos fue que el trallazo tomó una trayectoria deliciosa, exquisita que sorprendió a Diego García. Rugido. La Isla golpeó primero. Efectividad máxima. Detalles que deciden. 1-0 y el Sanluqueño notaba como la soga en el cuello comenzaba a apretar aún más.

Foto: San Fernando CD
Foto: San Fernando CD

Poco lo notaron los chicos de Falete, que sin embargo, carecieron de remate arriba. Lo intentó Armero, con un disparo cruzado desde la izquierda y Parada rematando un balón suelto en la frontal y Alberto Rodríguez con un remate a la media vuelta. Poco bagaje ante Salva, portero de un San Fernando que se sentía como pez en el agua con el marcador a favor y esperaba cualquier despiste enemigo para dar el hachazo decisivo.

Ese contexto es el ideal para un Iván Bazán al que le va bien siendo el más listo de la clase. A punto estuvo de inquietar a Diego García robándole un balón en el saque de puerta del portero y, en la última acción del primer acto, hizo arriesgar al guardameta jugándose la expulsión en un balón suelto al que tuvo que acudir fuera del área. La amenaza del melenudo de La Algaba era bastante seria y, en el choque entre ambos el árbitro sintió la presión de una hinchada que pedía sanción para García.

Entre la impotencia y el sufrimiento

No fue así. El duelo daba un respiro y cargaba pilas para lo que se venía. Falete dio entrada a Carri en la banda izquierda y el encuentro se electrificó. Ambos equipos comenzaron a terminar las jugadas. Alberto cabeceó a la derecha de Salva y Dani Martínez probó fortuna desde la frontal. El San Fernando buscaba incomodar en la salida de balón y el técnico visitante decidió dar entrada a Rufo para dotar a su equipo de más presencia ofensiva.

Sin embargo, fue Carri quien acaparó el protagonismo en estos compases con sendos disparos que inquietaron a los isleños. Carralero respondió a la intentona con un contragolpe en el que solo le faltó el remate. Poco después, Méndez movía el banquillo: el propio Carralero dejaba su sitio a Galindo.

Carri dinamitó el encuentro y Vukcevic fue expulsado en el 68'

El objetivo cañaílla era controlar la situación. Dormir el choque. Pero ocurrió todo lo contrario. Vukcevic agredió a Mawi y el colegiado no lo dudó. El montenegrino se fue antes de tiempo a la ducha y condenó a su equipo al sufrimiento absoluto en la recta final. Y es que justo después de la expulsión, Lolo Garrido salvó bajo palos un remate de Rufo a balón parado.

Tardó poco, muy poco Méndez en tapar el lateral zurdo con Mario, que a banda cambiada cumplió a la perfección. Las bandas con Mawi y Carri eran la principal arma del Sanluqueño, pero no fue suficiente para el empate. El San Fernando recuperó la consistencia atrás, Rubén cortó un pase de la muerte desde la izquierda y Castillo se cruzó para detener a Borja, ariete con el que los visitantes quemaron sus naves.

Momento de la expulsión de Vukcevic. Foto: San Fernando CD
Momento de la expulsión de Vukcevic. Foto: San Fernando CD

El tiempo pasó y Espinar, que había relevado a un Iván exhausto, tuvo la sentencia cuando el encuentro agonizaba. El Sanluqueño protestó impotente una posible mano en un centro lateral. Era la agonía de quien ve perder un tren casi decisivo. El Club Deportivo, por su parte, celebró el triunfo como si de la misma salvación se tratase. No lo es, pero el mazazo a un rival directo y los 39 puntos ya no se los quitará nadie.

Aun así, la guerra sigue. Para ambos. El próximo domingo, Extremadura y Cartagena serán nuevas batallas claves para el futuro de cañaíllas y sanluqueños.