El FC Barcelona tendrá que medir sus fuerzas con la Juventus de Massimiliano Allegri, uno de los rivales más complicados y temibles de Europa. El entrenador italiano sustituyó a Antonio Conte en 2014 y desde entonces, no ha dejado de ganar trofeos en Turín. Y lo ha hecho practicando un fútbol vistoso y bonito, controlando los partidos e imponiendo su juego en los mismos.

Ahora, buscarán la revancha de aquella final de Champions ante los azulgranas, la que les privó de lograr el triplete. Muchos jugadores han abandonado el barco: Pogba, Tévez, Morata, Pirlo, Vidal... Sin embargo, la plantilla actual sigue siendo igual de competitiva, e incluso más, que la de 2015. Allegri tiene la experiencia previa de enfrentarse a Luis Enrique, y puede imponer la regularidad juventina a la falta de estabilidad culé.

Todo lo opuesto al catenaccio

Si preguntamos cómo es el juego italiano, la memoria histórica nos traslada instantáneamente al catenaccio y a esas murallas defensivas infranqueables. Pero la Juve de Allegri practica otro fútbol, uno centrado el juego combinativo y la mentalidad ofensiva. Dominar los tiempos y atacar; buscar el primer gol y cuando se consiga, ir a por el segundo. Eso sí, esto no quita que cuando haya que defender, se haga con una eficacia tremenda.

El sistema que emplea puede variar, pero el más utilizado por el técnico es el 4-2-3-1. En esta formación, Khedira, Marchisio y Dybala son los tres hombres más importantes. El primero es un motor incansable, que bien barre todo en defensa como se deja caer en tareas ofensivas; un futbolista con mucha calidad que recuerda al que actúa en la selección alemana. Claudio Marchisio es el eje del equipo, el encargado de conectar con los hombres de ataque; él maneja el juego a su antojo y dirige a la orquesta. Por último, Dybala pone la magia y la propaga hacia el resto del equipo, el cual tampoco anda corto de talento.

Cuadrado y Alves se entienden a la perfección, y harán sufrir a la zaga blaugrana. Además, por el otro costado, Mario Mandzukic, recordado por ser un delantero de área, quien no podía salir de su zona, puesto que sus prestaciones en las lejanías eran mínimas, está sorprendiendo con su gran rendimiento como extremo izquierdo. Trabaja, defiende, encara... Como si toda la vida hubiese jugado en esa posición. Sin duda, el experimento de Allegri ha dado sus frutos, y el croata se siente cada vez más cómodo cerca de la línea lateral.

También el entrenador italiano se ha decantado en ciertos partidos por el 3-5-2, sello característico de su predecesor, en el cual la defensa estaba compuesta por Bonucci, Barzagli y Chiellini, mientras que Alves y Alex Sandro ocupaban los carriles. Estos tenían una mayor libertad para atacar y despreocuparse en labores defensivas, lo que hacía al conjunto italiano más ofensivo si cabe.

En definitiva, Massimiliano Allegri ha seguido construyendo y modelando el legado que dejó Antonio Conte en Turín, cambiando las piezas pero no el estilo. Su fútbol se estructura desde el balón y la posesión, pero sus hombres no se han olvidado de defender, aspecto que ejecutan con gran maestría. Ante el Barça y en su estadio, saldrán a llevarse el encuentro y lo harán practicando el fútbol que llevan haciendo hasta ahora. No es el momento de cambiar, el catenaccio no servirá.