Todo quedó en dos partidos. Neutralizaron el Atlético y su siempre jugador número doce, la afición; el trabajo de Osasuna, que buscaba enlazar su tercer triunfo consecutivo. Los de Vasiljevic salieron con un planteamiento relativamente positivo, y llegaron en los compases iniciales a plantar cara a los colchoneros, hasta que Carrasco logró abrir el marcador en los mediados del primer tiempo. Y el segundo tiempo lo empezó a lo grande el belga, pues anotó su segundo gol vía aérea. Pasada la hora de juego, Filipe Luis sentenció un partido en el que los navarros fueron desapareciendo.

Presión colchonera para frenar a Sergio León

Los primeros compases del duelo estuvieron marcados por la continua intentona de los navarros por conectar con Sergio León. El cordobés fue un activo peligroso durante buena parte del duelo, y realmente le puso las cosas difíciles a Godín. Mas su esfuerzo sería en vano, pues la solvencia del zaguero uruguayo, sumado a lo aislado que se encontró, le imposibilitaron llegar a generar demasiadas ocasiones. En ocasiones fue apoyado por Berenguer, Causic o Clerc, aunque tampoco lo suficiente para llegar a llevarse la dinámica del encuentro. 

Los pelotazos al atacante rojillo se intercalaban con periodos de posesión, aunque horizontales, en los que también trataban de crear peligro los visitantes. No obstante, no hubo manera de batir primero a los defensores, y luego a un Oblak que no tuvo que intervenir prácticamente en el duelo. La presión arriba de Osasuna podría haber sido más efectiva si Causic y Sergio León hubieran sido más acompañados, pero como mucho Berenguer les ayudó en alguna ocasión. Y finalmente, rompería el hielo el combinado colchonero. En los mediados de la primera, según se encaraba ya la recta final del duelo, Carrasco trazó una diagonal para probar con un trallazo. Sirigu no fue capaz de intervenir y se abrió el marcador.

Hora del castigo

En los primeros quince minutos del encuentro, el Atlético selló el encuentro

Con el primer tanto ondeando en el electrónico, se llegaría al marcador. El guión de la segunda parte estaría marcado por un querer y no poder de los navarros, mientras que el Atlético con bastante poco llegaría a crear peligro. En el mismo arranque, Yannick Ferreira Carrasco firmó el doblete cuando cazó con la cabeza un centro de Gaitán. Bastante poco pudo hacer Sirigu ante el testarazo, que fue dirigido prácticamente a la escuadra. Esto dejaría más que tocados a los navarros, pues el gol en sí ya era doloroso, pero encima en un momento especialmente psicológico como lo es el arranque de la segunda mitad. Es uno de esos momentos en los que un gol, lo cambia todo, no solo a nivel de marcador. Desafortunadamente, Osasuna ha sido víctima de esta clase de goles -tanto en inicios como en finales- con demasiada frecuencia.

Rematarían el encuentro los colchoneros con el tercer y último tanto, que colocaría la diferencia de tres goles en el marcador. Llegaría cuando apenas se rebasaba en la capital la hora íntegra de juego. Filipe Luis recogió el balón tras una muy buena jugada colectiva del combinado local, asistido por Correa. Y con la derecha, probó suerte para encontrarla. Batió a Sirigu, para cerrar el marcador. No habría mucho más peligro de Osasuna, mas sí que pudo el Atlético ampliar hasta en dos tantos su ventaja. Y es que de dos penaltis dispuso, pero primero Carrasco, y luego Thomas; se toparon por partida doble con Sirigu. Al final, volvió a la dinámica de siempre Osasuna, que de haber vencido, se habría reenganchado a la lucha por la permanencia, aunque aún puede hacerlo con partidos como el del Deportivo, el Sporting y el del Granada por disputar. Sin embargo, debe vencer esos tres, y además al Sevilla, Barcelona o Valencia, y confiar en que el resto no puntuen. Misión para Tom Cruise.