Así como un mago consigue sacar un conejo de la chistera, para la sorpresa de muchos y el entusiasmo de otros, de ese mismo modo esta temporada el Barça de Luis Enrique se ha probado capaz de jugar el mejor partido de su historia tras sembrar un mar de dudas en el encuentro anterior. Los artífices de la maravilla son los astros del balón que visten la elástica azulgrana y hacen las delicias de los aficionados,  dejando caer en el olvido cualquier mal sabor anterior. 

Oh Messi todopoderoso. Es el rezo común para que se obre el milagro. Alabado seas, Piqué. Iniesta de mi vida, a ti te invoco. Todo culé era consciente de que cabría más de una plegaria para todos y cada uno de los héroes de la remontada ante el PSG, y para los que no fueron partícipes en ella también, porque cuando la llama arde es porque sigue prendida. Los culés se aferraban a sus opciones en la Champions, por remotas que estas pudiesen parecer incluso para el más optimista.

Pero no pudo ser. Venían advertidos los azulgranas ante una Juventus que antes de visitar el feudo barcelonista solo había encajado dos tantos en la presente edición de la máxima competición europea. El cuadro italiano fue un muro invencible, una muralla sobre la que un Barça con más corazón que cabeza se estrelló una y otra vez, incapaz de transformar y llevarse siquiera una victoria en su despedida de Europa.

La ambición de la Juve

No salió al césped del Camp Nou precisamente a defender la renta de la ida la Juventus, que no permitió el control del Barcelona en el primer cuarto de hora. Los culés se mostraron bien en la presión, aunque se precipitaban una y otra vez en acciones ofensivas que no lograban llevar a buen puerto. La primera ocasión de ataque la generaron los italianos con un disparo desviado de Higuaín.

La máquina de los azulgranas comenzó a engrasarse una vez superado los primeros quince minutos de partido. Busquets recuperó un balón, conectó con Messi y éste con Neymar, pero cuando el carioca quiso jugar de nuevo para el argentino, el 10 del Barça no llegó a tocar el cuero. Quien sí llegó fue Rakitic, que venía en carrera desde atrás, pero su potente disparo marchó por encima del larguero. La Juventus volvió a hacer alarde de su osadía con un chut de Cuadrado que no encontró portería.

 

Rakitic dejaría su lugar a Alcácer
Rakitic dejaría su lugar a Alcácer en la segunda mitad | Foto: FCB

 

Paso al frente de los barcelonistas

El Barcelona, mejor en labores defensivas que ofensivas, lo siguió buscando. Messi cedió a Jordi Alba, pero el de L'Hospitalet no alcanzó a rematar, mientras que Suárez se daba la media vuelta para chutar un balón que rebotó en la maraña de defensores situados dentro del área pequeña. No cabía duda de que los catalanes habían dado un paso al frente en el encuentro, aunque les faltó acierto y un golpe de fortuna.

Los culés se precipitaron en sus acciones y no tuvieron suerte

Messi no encontró portería por poco para culminar la primera posesión larga que tuvo el cuadro local, tampoco Neymar estuvo fino al culminar una jugada en la que habían participado Busquets y Jordi Alba. Sergi Roberto, el héroe de la remontada ante el PSG, no estuvo acertado en el remate a un centro de Iniesta, que había dejado a Chiellini sentado. A los hombres de Luis Enrique les podía la prisa, y eso jugó en su contra

El tiempo no se detenía, los nervios y la tensión iban en aumento, toda vez que los azulgranas se indignaban y protestaban con efusividad al colegiado por no señalar posibles infracciones. Antes del descanso Buffon tuvo trabajo. Después de una combinación entre Messi y Busquets, el argentino preparó el chut, pero bloqueó el veterano cancerbero. El rebote lo enganchó el delantero argentino, pero su posterior chut se estrelló en el lateral de la red. Por su parte, la Juventus resistió en defensa y probó suerte con un disparo de Higuaín que detuvo Ter Stegen.

La prisa puede más

En la reanudación volvieron a igualarse las fuerzas, al Barcelona le tembló el pulso y volvió a lanzarse al vacío, en la búsqueda desesperada de un gol que le metiese de nuevo en la eliminatoria. Fue Cuadrado, el hombre omnipresente del conjunto italiano, quien se convirtió en protagonista del comienzo del segundo período. El colombiano intentó hacer daño con un disparo cruzado que marchó a la derecha de la portería defendida por Ter Stegen.

Cuadrado fue uno de los protagonistas del encuentro

Neymar perdió una buena ocasión al marcharse por la izquierda y superar a Alves para después enviar el cuero a tierra de nadie. También Messi malogró otra oportunidad para los culés al culminar una jugada rápida con un disparo desde el borde del área que marchó por encima del travesaño. Mientras tanto, Cuadrado seguía 'molestando' a la defensa barcelonista, esta vez con una acción de extremo: el de Necoclí centró desde la línea de fondo, obligando a Ter Stegen a intervenir enviando el balón a córner.

 

Neymar no pudo batir a Buffon | Foto: FCB
Neymar no pudo batir a Buffon | Foto: FCB

 

El mismo efecto provocó Messi en Buffon, al obtener un saque de esquina después de un disparo lejano a un centro de Rakitic. El propio Leo ejecutó una falta desde el borde de la media luna que no tuvo mayores consecuencias. Luis Enrique decidió que era el momento de arriesgarlo todo: Rakitic dejaba paso a Alcácer, por lo que el dibujo de los culés pasó a reflejar un 4-2-4, que ni aún así trajo resultado. El Barça se instaló de nuevo en campo contrario, pero ni el disparo de Neymar ni el de Messi, que le siguió, dieron sus frutos ante los italianos, que se mostraban infranqueables.

No hubo milagro ante la Juve

Los culés no habían tenido el gol tan cerca como cuando Sergi Roberto envió un balón bien dirigido con el pie izquierdo que marchó fuera por poco. Esta vez no hubo fórmula mágica ni milagro de última hora. El reloj iba descontando minutos de partido como quien deshoja una margarita en un desamor. Era el adiós, no solo a la competición europea sino al sueño del triplete, un golpe moral demasiado duro apenas días antes de medirse a un Madrid crecido en un clásico de urgencias. Urgencia para hacer olvidar la eliminación en Champions, y para recortar distancias ante el eterno rival, para seguir enganchado a la posibilidad de conquistar una Liga que se le puede ir de las manos a los culés, de perder en el Bernabéu.

Mascherano saltó al terreno de juego en lugar de Sergi Roberto y pasó a formar una línea defensiva de tres junto a Umtiti y Alba, mientras Piqué cubría la posición de 'falso nueve', pero ni con cinco delanteros entró la caprichosa pelota. El ex del Liverpool remató un centro de Neymar, pero se encontró con el rechace de Buffon. El brasileño dispuso quizá de la última ocasión real de ataque para los azulgranas, después de salir Suárez al contragolpe y centrar para el carioca, que se fue hacia la línea de fondo, pero su centro-chut marchó fuera.

No siempre se gana. No habrá Champions ni triplete, pero aún quedan retos por los que luchar hasta final de temporada. Con el decisivo clásico a la vuelta de la esquina y la final de Copa del Rey en el horizonte, los hombres de Luis Enrique deben lamerse rápido las heridas para seguir peleando por las competiciones en las que aún sigue vivo.