Siempre es bonito regresar al lugar en el que te sientes como en casa, a tu segundo hogar. Y mucho más si tu salida no ha sido tan positiva como esperabas. Eso sentirá Adrián Marín el próximo sábado, cuando pise el césped del Estadio de la Cerámica, feudo del Villarreal, club al que lleva ligado media vida.

Tras empezar a destacar en Primera División la temporada pasada, entidad y jugador decidieron formalizar una cesión en busca de más minutos, algo esencial para un chaval de 20 años que quiere madurar y progresar. El elegido fue el Leganés, un recién ascendido en el que, teóricamente, iba a disfrutar de muchas oportunidades para seguir creciendo. No obstante, entre las lesiones y el gran nivel mostrado por Diego Rico, el murciano no ha contado con el protagonismo que se esperaba de él.

Solo ha disputado diez partidos como titular en Liga

Los problemas físicos han sido su gran lastre; aunque no ha tenido ningún gran percance que le alejase de los terrenos de juego, pequeñas molestias han ido cortando el ritmo de competición del zurdo. De hecho, no pudo ‘aprovechar’ los cuatro meses de lesión de Diego Rico debido a que él tampoco se encontraba al 100%. Entre unas cosas y otras, Adrián solo ha disfrutado de diez titularidades en los 32 partidos de Liga disputados.

Nominado al Golden Boy 2017

No obstante, tras cuajar una actuación destacada la jornada pasada frente al Espanyol, Garitano podría premiar al joven con su alineación ante el club al que pertenece. Sería un gran momento para reivindicarse y convencer al cuerpo técnico de que no necesita salir para triunfar. De momento, tanto desde fuera como voces más cercanas a su entorno están reconociendo a Marín como una de las mayores promesas del fútbol español. Su nominación al premio Golden Boy 2017 –que busca al mejor jugador sub-21 de Europa- le coloca como uno de los mejores 98 jugadores jóvenes del viejo continente.

En la previa del partido, el míster pepinero ha querido destacar la progresión hacia la que está apuntando el lateral. “Es muy joven y ha jugado toda la vida con la misma idea de fútbol. Además esta era la primera vez que jugaba fuera y no era fácil. Él creía que iba a jugar más, pero el año que viene será mucho mejor jugador; está viendo la otra cara del fútbol. Tiene un gran potencial, pero hay que tener paciencia; necesita ir mejorando”, explicó. 

Lo único que está claro es que Adrián Marín va a vivir el sábado como un día especial. El día de su regreso a casa, el día en que puede convencer a su familia de que ya está preparado para ser uno más de ellos.