Minuto 88. Con 0 a 4 en el marcador Neymar se escapa por velocidad de Carvajal y pone un centro medido al punto de penalti donde se encuentran Munir y Piqué. El hispano marroquí chuta desviado mientras el defensa catalán se desespera tras ver que tenía la oportunidad de completar la manita. Los seguidores azulgranas también se quedaron con la miel en los labios. Seguramente se perdió una celebración que hubiera pasado a la historia.

Tras pasar menos de un año y medio de aquel encuentro las dinámicas entre el Madrid y el Barça han cambiado totalmente. Con aquella victoria en la jornada 12 los culés ya se destacaban con 6 puntos de ventaja respecto a los blancos. En esa Liga los de Luis Enrique acomodaron un gran colchón, que llegó a 9 puntos con el Atlético de Madrid y 12 con el Madrid. Solo una racha de cuatro partidos sin ganar hizo que tuvieran que disputar el campeonato hasta la última jornada.

En el Bernabéu con Messi en el banquillo

Los días previos a aquel Clásico estuvieron marcados por la duda de si el argentino podía jugar de titular o no. El 10 del Barça salía de una lesión en la rodilla que lo había apartado ocho semanas de los terrenos de juego. La falta de ritmo de competición y el riesgo de recaída hizo que Luis Enrique lo reservara la primera parte y presentó el siguiente once inicial: Bravo, Alves, Piqué, Mascherano, Jordi Alba, Busquets, Iniesta, Rakitic, Sergi Roberto, Suárez y Neymar.

Un partido de ensueño

Ante la decisión de Rafa Benítez de dejar a Casemiro en el banquillo, el Barça pudo hacerse con el control del balón. El primer gol, obra de Luis Suárez, fue el ejemplo más claro. Los jugadores culés fueron tocando tranquilamente el balón durante más de un minuto hasta que Sergi Roberto rompió en ataqué y asistió al uruguayo.

Sin capacidad de acercarse con peligro a la portería de Claudio Bravo, el Madrid vio como Neymar anotaba el 2 a 0 antes del descanso. Unos 45 minutos que aún podrían haber terminado con una mayor ventaja si Marcelo no hubiera sacado bajo palos un remate de Luis Suárez en los últimos segundos de la primera parte.

El discurso del encuentro se mantuvo el resto de todo el partido y ya en el inicio del segundo tiempo Iniesta prácticamente sentenciaba el encuentro tras colar el balón por la escuadra  de la portería de Keylor Navas.

Fue en ese instante en el que salió Messi en lo que se podía adivinar una goleada histórica. El argentino, en cambio, salió consciente del peligro de recaída y puso la pausa. Con el 10 en el campo los azulgranas aun ampliaron la ventaja con otro gol de Luis Suárez. Una goleada que a pesar de los cuatro tantos siempre será recordada por una ocasión que nunca terminó en gol. Aquel en el que Piqué hubiera escuchado la mejor de las sinfonías. 

 

VAVEL Logo