Estamos en el día 2 de mayo de 2009. El Real Madrid y el FC Barcelona se enfrentan en el Bernabéu para disputar la trigésimo tercera jornada de Liga, con los azulgrana aventajando en cuatro puntos a los madridistas, por lo que el partido se vivía como una final ya que ganando el Madrid ponía la competición al rojo vivo, mientras que una victoria visitante la dejaba sentenciada.

Ese fue el partido de Pep Guardiola. En la previa porque desterró el conformismo azulgrana que pensaba que empatar en el Bernabéu estaba bien, sabiendo los retos que quedaban por disputarse. El técnico de Santpedor iba a por la victoria y así planteó el partido. Salió con su once de gala pero la gran aportación táctica de Guardiola fue poner a Leo Messi en la posición de 'falso nueve', con Eto'o y Henry en las bandas. Con este movimiento, desarboló todo el sistema defensivo de Juande Ramos que contaba con jugadores muy disciplinados tácticamente como Cannavaro, Metzelder, Sergio Ramos o Lass Diarra.

La defensa del Madrid, sin hombre al que marcar

Aunque, el partido empezaba muy bien para el Real Madrid. Salió con más intensidad y en el minuto 14, Higuaín adelantaba a los blancos con un remate de cabeza dentro del área tras un centro de Robben. Pero fue un espejismo ya que tan sólo tres minutos más tarde llegaba el empate. El gol fue obra de Henry y evidenció el daño que estaba haciendo la posición de Messi al Madrid. El jugador argentino se iba de la marca de los centrales y se juntaba con Xavi e Iniesta para crear juego. Los centrales del Madrid salían a buscarle y dejaban huecos que sobretodo aprovechó Henry para entrar solo y batir a Casillas por bajo. La asistencia fue, de Messi. El segundo tampoco tardó en llegar ya que solo pasaron dos minutos del primero, cuando Puyol remató solo en el punto de penalti un centro de Xavi después de una muy buena jugada de estrategia del Barcelona.

En el minuto 36, llegó el primer gol de Messi en otro acierto táctico, esta vez en la salida de balón del Madrid. El conjunto blanco no conseguía salir con comodidad ya que mediocentro era Lass, un jugador no precisamente especialista en ese aspecto. Xavi le presionaba y al estar los centrales más abiertos ante el constante movimiento de Messi, dejaron un hueco en el centro que aprovechó primero Xavi para robar la pelota a Lass y después Messi para recoger el balón y superar por bajo a Casillas. Con este resultado nos íbamos al descanso, pero sobretodo con la sensación de que el Barça estaba siendo tremendamente superior al Madrid y además el conjunto blanco no sabía parar los constantes cambios de posición de los jugadores de ataque. ofreciendo espacios continuamente.

El constante cambio de posiciones azulgrana fue imparable

La segunda parte fue exactamente el mismo guión. A los diez minutos, Sergio Ramos ponía el segundo gol del Madrid tras un cabezazo dentro del área, despertando el factor épico que tiene siempre en su estadio. El Madrid quiso salir a por el empate, circunstancia que aprovechó Xavi para dar un balón a Henry a la espalda de toda la defensa local y dejarle solo ante Casillas, al que se adelantó en su salida fuera del área. Golpe moral al partido.

El partido fue totalmente azulgrana. Entró Huntelaar por el Madrid en el minuto 59 para intentar remontar a la heroica, cambio que contrarrestró Guardiola introduciendo a Seydou Keita por Henry y tener mejor balance defensivo. Xavi, Iniesta y Messi siguieron jugando muy libres en el centro del campo y en el minuto 75 llegó el segundo del argentino. Xavi apareció en la posición de 'nueve' perseguido por Gago, al que desesperó todo el partido, y los centrales, que dejaron libre otro hueco, que ocupó rápidamente Messi para plantarse solo ante Casillas de nuevo.

Gerard Piqué en una incorporación al ataque en el minuto 83, estableció el 2-6 histórico en el Bernabéu. Por el resultado, pero sobretodo por la superioridad mostrada por el FC Barcelona. Con un nuevo sistema táctico, donde tenían la posesión del balón y el dominio del partido cimentada en que debían estar en constante movimiento para generar espacios. La clave fue Messi, ya que su posición hacía que los centrales no tuvieran nadie a quién marcar y salieran de su posición al buscarlo y que los mediocentros retrasaran su posición, al querer para a Leo. Eso hizo que Iniesta y Xavi pudieron jugar muy cómodos muy cerca del área.