Bien es sabido que mientras no se pueda ganar, es importante no perder. Empate hoy en el Ramón de Carranza ante un Cádiz que no ofreció su mejor versión, con una falta de creatividad preocupante y que los tres puntos pudieron caer para cualquier equipo si Ortuño no hubiese fallado desde los once metros, y si Cifuentes no hubiese salvado el uno contra uno ante Emaná con un Cádiz ya volcado en portería contraria.

Arrancaba bien el Cádiz. En el primer minuto de encuentro Álvaro García con una estupenda arrancada se fue hasta línea de fondo y efectuó un centró que Salvi no acertó a rematar a portería contraria. Respondió rápido el Nástic al primer susto cadista, con un disparo cruzado de Emaná, una pesadilla para la zaga amarilla en la primera mitad, pero el recién renovado hasta 2018 Alberto Cifuentes desvió a córner.

El Cádiz intentaba construir pero le faltaba ese medio creativo que tanto se echa en falta en el conjunto amarillo

Pocas ocasiones habría en esta primera parte. El Cádiz intentaba construir pero le faltaba ese medio creativo que tanto se echa en falta en el conjunto amarillo, y se recurrió a balones en largo hacia Ortuño, y hacia las bandas.

Tan sólo Ager Aketxe, el mejor de los amarillos, pusó en aprietos a Reina a balón parado, pero el marcador no se movería en un partido muy espeso por parte de ambos equipos.

En el inicio de la segunda parte, el equipo de un Cervera en la grada sancionado en el partido frente al Alcorcón, salió con precipitación en busca del gol, y eso propició más balonazos hacia ningún lado.

La ocasión más clara del encuentro hasta ese momento fue de Ortuño, que recibió un centro preciso por la banda izquierda de Luis Ruiz pero que el de Yecla cabeceó muy cerca del poste izquierdo. Por segunda vez, perdonaba el equipo cadista al inicio de la reanudación.

En el minuto 60, Merino se dio cuenta que con el 5-3-2 que confeccionó en el inicio, los centrales estaban recibiendo facilmente las entradas del Álvaro García y Salvi, por lo que perdimos esos uno contra uno. Así que el míster del equipo catalán retiró del campo a Zahibo, jugador de más contención, y metió a Assoubre, más dinámico; y el central Luismi pasó al mediocampo. De esta forma, el partido se jugó en mediocampo, sin que ningún equipo se hiciese dueño del esférico. 

Y tras 35 jornadas, al Cádiz volvieron a pitarle un penalti a favor por un agarrón en el área. Pero Alfredo Ortuño no supo convertir la pena máxima, y hacer justicia de esta forma en el marcador.

Lo único positivo de esa jugada fue que el Nástic de Tarragona jugaría el resto del encuentro con uno menos por expulsión de Mossa y había que aprovecharlo. De esta forma,  Cervera volcó el equipo en área contraria, dando entrada a Aitor García en lugar de Luis Ruiz, quien tuvo una ocasión desde fuera del área pero cuyo tiro se marchó algo desviado.

La falta de imaginación hizo al Cádiz muy previsible

Pero al Cádiz se le veía afectado por el fallo de Ortuño y faltaba acierto en cada pase, en cada centro. A falta de diez minutos para el final, el equipo abusaba de los centros al área y ahí el Nástic estaba bien posicionado. La falta de imaginación hizo al Cádiz muy previsible.

Entró también Aitor García, pero el panorama no cambió. No acertaban en pases sencillos, como a lo largo de todo el encuentro. De hecho, estuvo más cerca el triunfo del conjunto tarraconense en estos minutos finales, concretamente en una jugada en la que Emaná se quedó completamente solo delante de Cifuentes, pero el cancerbero cadista acertó la dirección del balón y evitó una derrota que hubiese sido muy dolorosa.