Era el sueño contra la obligación. La ilusión frente al sabor amargo de sólo luchar por un título. No obstante, un título es un título, y la Copa del Rey merece el reconocimiento que los grandes equipos que la disputan le dan. El FC Barcelona afrontaba esta final como la vía de escape para huir del año en blanco, y además seguir haciendo historia en una competición que algunos aficionados critican, pero que el Barcelona siempre disputa. 

El Alavés por su parte trataba seguir soñando despierto y conseguir la primera Copa del Rey de su historia. No obstante, el sueño se tornó en realidad, y Messi dio una lección a todos sentenciando en una primera mitad donde se vieron todos los goles. La segunda mitad era historia. No hubo reacción y los vascos no pudieron brindarle a su afición un título histórico.

Duro castigo para el Alavés en la primera mitad

El balón echaba a rodar. La tónica inicial del encuentro era un FC Barcelona saliendo a dominar y un Alavés esperando a la contra. Ambas cosas se materializaron en los primeros minutos. Los culés salían a controlar, pero pronto una recuperación de Kiko Femenía derivaría en una llegada peligrosa con córner a favor. Los vascos avisaban. Esto no iba a ser un paseo. 

Messi estaba goloso. El argentino filtró un buen pase al hueco que acabó cabeceando atrás Neymar sin ningún rematador. Todo pasaba por frenar al '10', ahí estaba la clave para los de Pellegrino. Por otro lado, en el minuto 9 se daba el primer acontecimiento negativo para los de Luis Enrique. Un duro choque entre Llorente y Mascherano desembocaba en el cambio del argentino. Mascherano se marchaba sangrando y en camilla. Entraba André Gomes en su puesto de lateral, aunque trataría de incorporarse al centro cuando su equipo atacara.

El partido se calentaba. Un encontronazo entre Edgar y Umtiti daría lugar a trifulca y cartulina amarilla para el canario. Los culés seguían tratando de dominar, pero las ocasiones claras no llegaban. Neymar se mostraba muy activo y trataba de hacer daño por el carril izquierdo. Los saques de esquina eran la única vía de peligro para ambos equipos. 

Mientras tanto, Messi seguía bailando. El campo era el salón de su casa, y él jugaba a su antojo. En el minuto 22, una nueva genialidad de las suyas acabó en pase a Neymar, que finalizó con un disparo rechazado por la defensa. El sistema no acompañaba a un centro del campo poblado, y Llorente se veía en ocasiones desbordado. 

En el minuto 26 llegaba la ocasión más clara hasta el momento. Recuperación de Ibai por la izquierda tras pérdida de Piqué. El vasco no realizó un buen disparo, pero Cillessen no estuvo seguro y dejó que el esférico tocara la madera. El balón se paseó por la línea de gol pero no entró. Un minuto después, la réplica del Barcelona. Disparo desviado tras un rebote que atajaba con el pie Pacheco. El partido se animaba.

Messi y 21 más

Leo Messi seguía maravillando. Era él y otros 21 futbolistas sobre el césped. Todo lo demás daba igual. Con Messi a ese nivel, la final se antojaba un milagro. Pararlo resultaba ser una prioridad. 

En el minuto 30 llegaba el primer tanto del encuentro. El argentino llevaba todo el encuentro avisando, y esta vez no perdonó. Pared de ensueño en la frontal del área con Neymar. Ambos se estaban compenetrando a la perfección. El resto era historia. Disparo del '10' desde el borde del área con el interior del pie, marca de la casa. Los de Luis Enrique se adelantaban cuando más interesante estaba el encuentro.

La locura no cesaba. El estadio apretaba y esto se transformaba en goles. Empataba el Alavés a los dos minutos. Maravillosa ejecución de falta de Théo Hernández. Falta desde la derecha que situó en la escuadra del lado del arquero. Cillessen, impotente, se levantaba para sacar el balón del fondo de las mallas sabiendo que no pudo hacer nada.  

Las revoluciones bajaban. Lo intentaba Messi de falta, pero disparó a las manos de Pacheco. Intercambio de posesiones y menos asedio culé. Rakitic la tuvo con un disparo desde la frontal, pero el tiro se marchó a la derecha del arquero alavesista. 

Duro castigo para un Alavés que apretaba

El Alavés se permitía un último empujón. Deyverson arengaba a la hinchada. Los vascos intentaban crear peligro desde el saque de esquina, con buenos centros de Ibai, que trataba de sorprender a Cillessen mandando balones al segundo palo.

Sin embargo, el gato al agua se lo llevarían los catalanes. Neymar empujaba al fondo de la red un pase de la muerte de André Gomes tras una gran jugada combinada. Daba la sensación que el Barça hacía mucho daño en transiciones rápidas, y Neymar en esas estaba inspirado. Gol en el 44' muy doloroso para las aspiraciones del cuadro vasco, que tendría que seguir viendo como la final se desmoronaba. 

Pase interior de Messi a Paco Alcácer tras una buena internada desde la banda del argentino. Alcácer, con un buen disparo cruzado, batía a Pacheco y ponía el 3-1 en el descuento. Jarro de agua fría para los de Pellegrino que se marchaban al túnel de vestuarios con una renta negativa importante, fruto del gran nivel mostrado por Leo, que no quería despedirse de la temporada sin recordarles a algunos que él va más allá de premios y galardones. 

No hubo reacción en la segunda mitad

Los de Pellegrino salían con un cometido: meter pronto y soñar con la remontada. El primer aviso llegaba del lado vasco. Ibai lo intentaba con un lanzamiento de falta que se marchó desviado. Por parte de los culés, Messi seguía a lo suyo. Jugada magnífica por la izquierda en el 50' que acabó en centro al área. Llegó Alcácer muy forzado al remate y Pacheco la salvó debajo de los palos. 

La impotencia recorría la sangre de cada futbolista del Alavés. No conseguían conquistar las trincheras rivales, y cada ataque era oro desaprovechado. Fruto de esa impotencia, Edgar se jugaba su participación en el encuentro con una entrada sobre Iniesta en el 56' que pudo costarle la segunda amarilla. 

La final se convertía en un monólogo. El ataque alavesista cada vez era menor, y los de Luis Enrique parecían muy cómodos. Sólo la hinchada vasca apretaba. Por ello, Pellegrino trataba de darle la vuelta a esa tónica con dos cambios simultáneos. Entraban Sobrino y Camarasa por Ibai y Edgar. 

Sobrino lo intentaba por la derecha, pero no encontraba socio en ataque. Mientras tanto el Barça seguía avisando. Iniesta disparó desde fuera del área y el balón se marchó por encima del larguero. Era el minuto 66 y no daba la sensación que los de Pellegrino pudieran darle la vuelta a la final. 

Por un momento, la remontada parecía posible

No obstante, el cuadro vasco comenzó a apretar. La tuvo Sobrino en el 69' en boca de gol, pero la defensa del Barça despejó el fuerte disparo. Los de Pellegrino entraron en unos minutos de frenesí en los que, acompañados por la afición, acorralaron al Barcelona. Deyverson puso el gol de la esperanza, pero línea levantó el banderín por fuera de juego. Vitoria recobraba la ilusión. 

Era un simple espejismo. El encuentro entró en un bucle de trifulcas y tarjetas que no ayudaba a los de Pellegrino. El técnico agotaba su última bala. Entraba Óscar Romero por Theo para ganar hombres en el centro del campo. El efecto no fue el deseado. Corría el minuto 86 y el destino del partido estaba escrito. No ocurrieron grandes cosas en una descafeinada recta final de partido. 

La segunda mitad finalizaba y con ello la final. Los vascos no pudieron dar la vuelta al electrónico, en gran parte gracias a una gran lectura azulgrana, que controló a la perfección los tiempos del partido. El Barcelona se alzaba con su 29ª Copa del Rey en el Vicente Calderón gracias a un enorme Messi, que se asoció a la perfección con Neymar y el resto de sus compañeros.