Hace tres veranos llegaba Sergio Mantecón a Cádiz desde la localidad levantina de Elche, tras haber vivido una grata experiencia en Primera División. Como dijera el cantautor, es caprichoso el azar, y es que al concluir su primera temporada en la máxima categoría, regresaba a Segunda B. El equipo amarillo le ofreció comandar la sala de máquinas de un proyecto serio, que se antojaba como favorito para el ascenso. Para el madrileño, quien contaba entonces con 34 años, era una gran oferta por lo económico y lo deportivo, comprometiéndose con el equipo en un nuevo reto y rechazando propuestas superiores como la del Hércules.

Foto: José María Colomo - VAVEL
Foto: José María Colomo - VAVEL

Su llegada al equipo trajo consigo una gran expectación por parte del aficionado, que esperaba del jugador que se hiciese con un puesto titular, y así pudiera desarrollar el juego que había desplegado solo unos años atrás en los diferentes clubes a los que había pertenecido. Sin embargo, Mantecón no consiguió contentar a los espectadores, sino más bien desesperarlos ante la poca valentía de sus acciones en la medular. Se vio relegado a salir desde el banquillo, incluso en numerosas ocasiones a jugar en el lateral derecho cuando el entrenador así lo decidía.

Su nivel bajó, sus intervenciones no eran acertadas, y su moral quedó afectada. Al finalizar la temporada el equipo no consiguió el objetivo, y todo parecía indicar que sería uno de los primeros en abandonar la nave. Pero no fue así. Respetó su contrato y permaneció un año más, volviendo a marcarse el mismo propósito de la temporada anterior. Tendría además que soportar a una afición que, lejos de alegrarse porque no se marchara, lo tenía en su punto de mira.

Foto: Pedro Ortega - VAVEL
Foto: Pedro Ortega - VAVEL

De nuevo, durante un convulso año donde se había vuelto a cambiar de entrenador, la vida le brindaba una estupenda oportunidad. Otro play-off de ascenso a Segunda, donde podría ejercer su papel de centrocampista recuperador, destructivo y ordenado. El recién llegado Álvaro Cervera lo eligió entre los once titulares para disputar dicha fase de ascenso, ante la sorpresa de unos y la exasperación de otros. Sin embargo, Mantecón hizo gala de su experiencia rayando un gran nivel y guiando al equipo a la consecución del ascenso a la recién denominada Liga 1|2|3.

Foto: Diego Carmona - VAVEL
Foto: Diego Carmona - VAVEL

Se ganó entonces a un público que le recordó cuando el pasado mes de enero decidía marcharse. Y no era para menos. Mantecón salió al ver que no contaba en los planes del entrenador, pero con la cabeza alta, ya que había dejado al equipo en Segunda, la categoría donde merecía estar. Con resignación y algo desamparado, se despedía del equipo gaditano, de la ciudad y de la afición. La misma que lo había pitado, ahora lo veneraba.

Se marchaba al Lorca Deportiva de Tercera División, donde Quique Pina conservaba buenos contactos. Otra vez el mismo reto, la misma ilusión: ascender. Y una vez más, el mismo resultado que el año anterior. Un último éxito antes de abandonar, una última alegría antes del final. Mantecón no se ha retirado del fútbol, tan solo de la participación directa con el deporte que ama.

A partir de ahora, ocupará el puesto de secretario técnico del equipo de sus amores. El Elche cuenta con él y sabe que, como ya hizo en el pasado, trabajará en silencio, dejando a otros el protagonismo, en busca de nuevos logros.