El verano en las filas verdiblancas ha sido de lo más agitado, y a espera del rendimiento que aporten los fichajes, lo que es seguro es que desde el Betis han apostado por renovar la plantilla desde cero, aunque no por voluntad propia, causa de las salidas de Ceballos y Rubén Castro. Sin embargo, la salida de la entidad verdiblanca de ambos se ha producido por circunstancias totalmente distintas

Por un lado, encontramos el controversial caso de Dani Ceballos, jugador con el que la dirección deportiva del Betis contaba para que fuera la estrella del equipo en la temporada 2017/2018, tras demostrar retazos de su gran calidad tanto el tramo final de la pasada liga como en el europeo sub-19. Sin embargo, pese a los deseos del club, el jugador expresó su deseo de irse al Real Madrid, club que pagó su cláusula y cerró su traspaso definitivamente el pasado 14 de julio. Por contra, Rubén Castro se marchó al Guizhou Hengfeng Zhicheng FC hasta el mes de diciembre, evitando vincular a la entidad verdiblanca con su proceso judicial. De esta forma, sin pretenderlo desde la dirección deportiva bética, sus dos jugadores franquicia abandonan el club en el mismo verano. En esta situación de incertidumbre, recordamos situaciones en la que desde Heliópolis vieron cómo algunos de sus mejores jugadores se marchaban en un mismo verano.

Verano de 2013: Fracaso en las renovaciones

Tras una temporada casi perfecta para las expectativas generadas el verano anterior, elReal Betis se encontraba ante un verano en el que todas las piezas angulares de su plantilla se encontraba en posición de finalización de contrato, o finalizaba su período de cesión. La plantilla había rendido a un grandísimo nivel con un presupuesto corto y llegaba el momento de retribuirlo en las oficinas,

Sin embargo, los que por aquel entonces se encontraban en las oficinas del club apostaron por ofertar renovaciones a la baja durante todo el curso, dejando marchar así a todos los pilares del equipo. Entre ellos contamos a los tres guardametas (Adrián San Miguel, Casto Espinosa y Fabricio) y a los defensas Cañas, Ángel López y Mario. En la medular y la delantera tampoco se creyó preciso mantener a algunos jugadores importantes de la talla de Pozuelo, Campbell o Dorlan Pabón, pese a la gran temporada que cuajaron en el conjunto heliopolitano, aportando una punta muy afilada al once verdiblanco. Beñat sería vendido al Athletic de Bilbao por una cantidad cercana a los ocho millones de euros, perdiendo así al mejor jugador de la temporada para el Real Betis.

En este panorama, el equipo llegó a la temporada 2013/2014, tras un verano en el que la entidad no sacó la billetera mirando a la Uefa Europa League, competición que tendrían que conjuntar con La Liga durante buena parte del curso. La temporada pareció tener buen inicio para el Betis, pero una vez los partidos europeos llegaron y Rubén Castro se lesionó de gravedad, los chicos de Pepe Mel entraron en barrena, una caída en picado que incluyó el paso de hasta cuatro entrenadores por el banquillo bético, y un mercado invernal en el que se fichó con urgencia y medianamente bien, pero tarde. La portería mejoró con la llegada de Adán, pero el nulo sentido del juego verdiblanco y el poco olfato goleador del equipo ante la ausencia de Rubén hizo que el equip descendiera con semanas de antelación a acabar el campeonato, y cayera bochornosamente ante el eterno rival en la Uefa Europa League, en octavos de final. En definitiva, el primer precedente de este movimiento no declara un futuro prometedor, habiendo dado lugar a un avergonzante descenso y sólo 25 puntos conseguidos en todo el campeonato liguero.

Verano de 2006: La venta de Joaquín

El verano de 2006, el Real Betis Balompié ocupó muchos titulares en la prensa, puesto que una de las estrellas del fútbol nacional, Joaquín Sánchez, había sufrido una frustrante temporada en un Betis que (como volvería a pasar en 2013) no supo reforzar su plantilla conforme a lo que exige una competición europea, tirando más por lo barato que por lo pragmático. Por esto, la combinación de la fatiga acumulada de ambas competiciones llevó a los chicos dirigidos por Lorenzo Serra Ferrer a salvarse en las últimas jornadas de Liga del descenso.

Debido a esta mediocridad en la que se sumió el equipo, los béticos se vieron obligados a renovar el núcleo de su plantilla, dado que las estrellas del equipo Joaquín Sánchez y Ricardo Oliveira fueron transferidos a lo largo del verano por 25 millones y 15 millones de euros, respectivamente. Esa cifra habría sido suficiente para que el entonces presidente, Manuel Ruiz de Lopera, hubiera conformado un núcleo competitivo para la Liga, pero el mandamás bético nuevamente apostó por lo barato, obteniendo así una mediocre temporada del equipo, donde los fichajes no supieron adaptarse a la competición nacional. Por otro lado, los verdiblancos encontraron en Edú Schmidt un jugador referente, la nueva estrella del equipo. Todo con un pero, la revelación de Edú se reflejó con más fuerza que nunca en una jornada 38 donde dos goles salvaron de descender a un Betis que, por minutos a lo largo de la tarde, había sido miembro de la Segunda División. Sin duda, la clase del brasileño todavía sigue en la memoria de los béticos que por aquellos días tuvieron el corazón en un puño.

Verano de 2009: La debacle total

Se habla de muchos veranos en los que desde la planta noble del Benito Villamarín no se han hecho las cosas bien, pero el verano de 2009 marcó un antes y un después para el Real Betis Balompié. Tras un descenso plagado de dramatismo, los béticos se fueron a Segunda División con un equipo que a comienzos de temporada muchos habrían colocado en la mitad superior de la tabla. Sin embargo, el fracaso en la dirección del equipo y el poco sentido del juego bético hizo que descendieran en última jornada ante el Valladolid con un equipo que manejaba nombres como Edú, Oliveira, Mark González, Achille Emaná, etc. El Betis lo tenía todo consigo para cuajar un temporadón, pero las cosas no salieron como desearían los aficionados. Llegado el verano y con el descenso a Segunda División confirmado, las estrellas del cuadro bético solicitaron ser traspasados o se marcharon por cuenta propia.

En esta corriente, Mark González se marcharía al CSKA Moscú ruso, Ricardo Oliveira experimentaría en el Al Jazira Qatarí y Edú volvería a su país, en las filas del Internacional de Porto Alegre. Por otro lado, Juanito se marcharía a la capital para jugar con el Atlético de Madrid. Éstas fueron las salidas más destacables del total de 14 jugadores que se borraron de las filas béticas en aquel verano. El caso podría haberse visto agravado con la marcha de Achille Emaná, que durante algún tiempo también deseó marcharse. Sin embargo, una reunión con Lopera en la calle Jabugo frenó de un suspiro esa actitud del atacante camerunés. De esta forma, el Betis se plantó en Segunda División, en la temporada 2009/2010 con un equipo que aunque a priori debería haber conseguido el ascenso, deambuló por la clasificación gran parte de la temporada, hasta que ya fue demasiado tarde como para revertir esa mala racha. El equipo se encontraba falto de ambición en una categoría donde debía sembrar el miedo, también provocado en parte por el frente judicial que se abría en la entidad verdiblanca, que recientemente se ha visto concluido.