Un 14 de agosto de 1970 el Estadi Municipal de Montilivi se inauguraba para albergar los partidos que el Girona FC jugaría como local. Atrás quedaba el antiguo Estadi de Vistalegre, que había visto jugar a los rojiblancos desde 1930, para dar lugar a un estadio algo alejado del centro de la ciudad y que, todavía, puede reunir a 9.286 espectadores sentados. Decimos "todavía" porque el campo, con el ascenso del club a Primera División, está afrontando una serie de reformas exprés para colocar gradas supletorias que permitan acoger un total de 13.500 espectadores. Asimismo, el césped ha sido totalmente modificado, para ser sustituido por una hierba híbrida que lucirá el terreno de juego en Primera División.
De hecho, el estadio ya sufrió una severa modificación en 2010, cuando el club ya hacía dos años que militaba en Segunda. Toda la zona de preferente se había desmoronado y en ella había una gran roca tapada con una lona de publicidad. En el mes de junio de aquel año, con varios meses de retraso en relación al plazo previsto inicialmente, se terminaron las obras en la grada lateral. Sin embargo, al no contar el estadio con accesos a la zona de preferente, no pudo ser inaugurada y usada por el público hasta la temporada 2010/11.
El terreno de juego, que cuenta con unas dimensiones de 105 x 68 centímetros, fue el escenario de un partido frente al FC Barcelona a principios de la década de los años 70, que además de ver ganar al Girona por 3-1, sirvió para que unos 25.000 aficionados se dieran cita en el estadio. Asimismo, Montilivi acoge cada mes de agosto el Trofeo Costa Brava, cuya 41ª edición tendrá lugar el próximo 15 de agosto, con el Girona como anfitrión, que recibirá al todopoderoso Manchester City de Pep Guardiola. Cabe decir que el 28 de diciembre de 2016 se celebró en el campo un partido de la selección catalana de fútbol frente a Túnez, que acabó en empate a tres -vencieron los tunecinos en los penaltis-.
En los últimos años Montilivi ha sido testigo directo de lágrimas y festejos del club a partes iguales. Por una banda, vio cómo el Almería se llevaba un valiosísimo 0-1 en el ‘playoff’ de ascenso a Primera División de la temporada 2012-13 para rematar la faena en el Estadio de los Juegos Mediterráneos con un contundente 3-0. También vio en vivo cómo el Lugo empataba a uno en la última jornada de la temporada 2014-15 o cómo el Zaragoza, una semana después, levantaba un 0-3 en contra para ganar 1-4 en la eliminatoria de ascenso. También, puestos a hablar de lágrimas, vivió el gol de Kenan Kodro (0-1) para que el Osasuna subiera a la máxima categoría la temporada 2015-16.
Por otro lado, el aficionado fiel a Montilivi ha podido sonreír con las gestas de los jugadores. Ya no solo con el gol de Migue frente al Ceuta que dio el ascenso a Segunda el año 2008; el de Kiko Ratón ante el Murcia en la temporada 2009-10, o con los goles de Coro, de Acuña, de Ortuño, de Felipe, de Sandaza, de Mata o de Longo. También ha vibrado cuando ha visto que su equipo perdía 0-2 al descanso contra el Alcorcón (temporada 2012-13) y le dio la vuelta al marcador hasta el 3-2 final. Ha disfrutado endosando un 5-0 a Las Palmas (temporada 2012-13), un 6-0 al Lugo (temporada 2013-14) o un 5-1 al Getafe (temporada 2016-17).
El último recuerdo de Montilivi que uno puede tener data de 4 de junio del presente año, cuando el Girona certificó su ascenso a Primera División. Nadie quiere recordar cómo se fraguó, ya que el partido entre catalanes y el Zaragoza fue poco menos que lamentable, sino lo que sucedió cuando el árbitro pitó el final del encuentro del 0-0 frente a los maños. Además de la invasión de campo por parte de los aficionados gerundenses, el club había preparado una espectacular fiesta de celebración del ascenso. Custodiados por los fuegos artificiales, los jugadores fueron presentados uno a uno y algunos se atrevieron a coger el micro y a entonar cánticos para espolear a una afición ya de por sí animada.
Ahora, ya en Primera, con el césped nuevo y 4.000 espectadores más, Montilivi debe estar preparado para recibir a los mejores equipos del mundo y ser testigo de una temporada maravillosa en la que el Girona intentará que su feudo sea de nuevo su fortín.