El Real Madrid se enfrentará al Valencia en su segunda jornada de Liga en esta temporada 2017/2018. Será el debut de los de Zidane en la competición doméstica en el Santiago Bernabéu, un partido en el que no contarán con ningún central natural salvo Nacho y también faltará Cristiano Ronaldo. El luso ya ha cumplido dos encuentros de sanción pero todavía debe de quedarse a la sombra tres más. El Valencia por su parte, comienza la campaña con las esperanzas renovadas tras un catastrófico año en el que los chés no tenían ningún objetivo. Ahora, el carácter de Marcelino parece haber penetrado de lleno en las cabezas de los jugadores valencianistas, que completaron un más que decente debut frente a la UD Las Palmas y están totalmente preparados para intentar hacer saltar la banca en el Santiago Bernabéu, algo que el pasado 29 de abril estuvieron muy cerca de conseguir.

Susto a cinco jornadas de acabar la Liga

El Valencia de Voro llegaba al estadio madridista siendo un arma de doble filo. Por una parte, el año del equipo estaba siendo desastroso: los jugadores vagaban por el campo como almas en pena sin ninguna motivación, conscientes de que ya era tarde para enmendar los errores del pasado y algunos de ellos ya estaban vistos para sentencia. Por la otra, saltar a todo un Santiago Bernabéu con la motivación de hacer perder el campeonato de Liga a un equipo en su propio estadio jugando sin ningún tipo de presión podía ser el desencadenante de una sorpresa que, si bien habría sido histórica, no pillaría por sorpresa a la afición madridista, que ya está acostumbrada a que los equipos (y en especial el Valencia) multipliquen sus esfuerzos cuando es el gigante blanco el que se pone delante. Algo que bajo ningún concepto debe de ser tomado como una ofensa y sí como un halago.

Así y todo aún no se habían sentado los espectadores en sus respectivas butacas cuando Santi Mina gozó de una doble ocasión que no se convierte en gol de milagro. Keylor Navas salvó el mano a mano pero el extremo gallego se encontró con el rechace, un caramelo que no fue capaz de aprovechar. Primer susto, estaban avisados.

Los de 'Zizou' entraron rápidamente en materia tras el sobresalto inicial y dominaron el juego hasta que tradujeron las ocasiones en un gol en el minuto 27. Cristiano Ronaldo aprovechó el magnífico centro de Carvajal desde banda derecha convirtiéndolo en el primer tanto de la tarde con un precioso cabezazo. Era el quincuagésimo octavo partido consecutivo en el que el Real Madrid lograba ver puerta, un récord que todavía mantiene a día de hoy, elevando la cifra a 70 encuentros seguidos haciendo al menos un gol en cada uno de ellos.

Con este 1-0 se llegó al descanso. En la segunda mitad, las ocasiones de los blancos se multiplicaron hasta que Cristiano gozó de un penalty que no materializó. Ese penalty se repetiría en la conciencia de todos los madridistas cuando Parejo empató el partido en el 82 con un espectacular lanzamiento de falta.

Tan solo ocho minutos en el horizonte y el remordimiento de dejarse dos puntos en casa tras haber dominado el encuentro de cabo a rabo que pesaba como una losa. Por suerte, el Real Madrid está hecho por y para estas situaciones. Sobretodo esta pasada temporada 2016/2017, en la que el equipo blanco sumó una gran cantidad de puntos en los minutos finales.

Otros días había sido Morata, Cristiano o Sergio Ramos, esta vez fue Marcelo. El genio brasileño colocó la pelota con su pierna derecha lejos del alcance de Diego Alves, e hizo estallar el delirio en la grada del Santiago Bernabéu. De nuevo estuvo cerca, pero los de Zidane lograron salvar la emergencia sumando los tres puntos y dando un paso de gigante hacia la Liga. Una Liga que acabó por volver a visitar a la diosa Cibeles.