Como viene siendo tradición en la competición nacional, esta temporada los futbolistas del Real Madrid recibieron el título que les acredita como campeones de la pasada Liga Santander. La Federación Española de Fútbol -presidida por Juan Luis Larrea tras la destitución del Ángel María Villar- estuvo presente en el palco del estadio blanco para dar la copa a los capitanes.

Antes de que comenzase el encuentro frente al Valencia, los jugadores posaron en el césped con su liga 33. A ella le acompañaron las dos Supercopas: la de Europa y la de España, ambas conseguidas este mes de agosto. 

Aunque obviamente la gran celebración fue la que se produjo tras ganar el último partido ante el Málaga en La Rosaleda, se tiene la costumbre de ofrecer el trofeo en la siguiente campaña. El Bernabéu siempre es una fiesta, más cuando toda la plantilla se junta en el terreno de juego para festejar una liga muy ansiada. No fue tarea sencilla, se pasaron momentos buenos pero también malos. Aplausos y pitos, reconocimientos y críticas. La exigencia con la que vive día a día el Real Madrid no invita a otras situaciones.

Con mucho esfuerzo de absolutamente todos los futbolistas, incluso de los que menos jugaron, se logró el objetivo. Fue la liga de Isco -deleitando partido a partido, detalle a detalle-, también de la presentación al panorama nacional de un joven talento llamado Marco Asensio. Los goles de Cristiano Ronaldo y Benzemá, los partidazos de Casemiro, las exhibiciones de Marcelo y Luka Modric o los paradones de Keylor Navas. 

Zidane aunó toda la entrega y energía necesaria de los 22 jugadores para formar un escuadrón invencible, contra el rival que fuese. Sus ya famosas rotaciones surtieron un efecto tal, que sus mejores hombres llegaron en un estado de forma espectacular al último tramo de la temporada. Clave para levantar el doblete. Una liga 33 que será recordada por siempre en la historia blanca.