Denis Cheryshev volvió a pisar un terreno de juego diez meses despues, pero además lo hizo con gol. La celebración del ruso emocionó a compañeros, rivales, espectadores y llevó al atacante al borde de las lágrimas. Sin duda, unas lágrimas que sirvieron para dejar de lado la triste imagen que dio el Submarino ante un Astana que supo aprovechar la pasividad amarilla para incluso empatar el encuentro. La fuerza de Bakambu y la personalidad de Cheryshev desatascaron un partido que hubiese vuelto a poner a Escribà en el ojo de las críticas.

Un equipo de dos caras

Escribà dispuso un once con cinco novedades (Semedo, Bonera, Mario, Unal y Sansone) pero competitivo con el propósito llevarse la victoria en el debut europeo. Y esa intención fue la que se vio reflejada en los primeros compases del juego, demostrando mucha movilidad y buen trato de balón en ataque. Un Pablo Fornals muy participativo comandaba una línea de medios repartía juego y ocasiones, las más claras para Mario y Samu Castillejo. El Villarreal dominaba el balón con posesiones largas, dejando en frente a un Astana muy cerrado y buscando balones largos para la velocidad de Twumasi y Muzhikov.

Sin embargo, este orden en el juego duraría hasta el minuto 15, en el que Nicola Sansone haría con una definición rasa y cruzada el (1-0) tras un balón largo de Jaume Costa desde el perfil izquierdo de la defensa, en una jugada muy similar a la del gol de Enes Ünal en el encuentro ante el Betis de la pasada jornada.  Tras el tanto, el Astana buscó la réplica primero en ocasiones claras pero aisladas, como los disparos de Grahovac y Beysebekov, que pusieron en un aprieto a Barbosa. Entre tanto, el Villarreal aún dominaban el balón en estático y  también tendría sus ocasiones, como un disparo lejano de Castillejo que despejó el guardameta Eric a córner.

Las llegadas esporádicas del Astana, pronto se convertirían en un dominio más amplio de la posesión, ya que a medida que pasaban los minutos el Villarreal se relajaba y cedía el balón a los kazajos. Los amarillos estaban cómodos y tranquilos con espacio incluso para una frivolidad de Mariano Barbosa ante la presión rival. Aunque el alto grado de relajación de los groguets casi les salió caro, con un susto importante a cargo del killer rival Murtazayev, que remató franco tras una jugada bien construida por el club asiático, sin embargo salvó bien los muebles un destacado Barbosa.

Conscientes de que su ventaja peligraba, en los últimos minutos del primer periodo el Submarino apretó el acelerador. Unal y Sansone en una falta directa pondrían las ocasiones antes de que el colegiado señalase el túnel de vestuarios.

Foto: villarrealcf.es
Foto: villarrealcf.es

La calidad individual cuando la colectiva fracasa estrepitosamente

A la vuelta del túnel de vestuarios, el Astana salió con la convicción de que podría llevarse un resultado positivo del Estadio de la Cerámica. Twumasi nada más comenzar el segundo periodo puso sobre aviso a la defensa amarilla y, tras un espejismo en forma de ocasión para Castillejo, los kazajos comenzaron un progresivo avance hacia posiciones ofensivas. El Villarreal pecó de falta de ambición, de intensidad y de ganas, así como de exceso de relajación y conformismo. Esto hizo que el equipo asiático se hiciese con el monopolio de la producción de ocasiones de gol, con la insistencia suficiente para que en el minuto 67, Logvinenko rematase a la red de forma imparable un centro del ghanés Twumasi para poner un (1-1) sin duda, merecido.

Tras el gol, Fran Escribà trató de rectificar con cambios su enésimo planteamiento catastrófico de un partido. Entraron Bakambu y un Cheryshev que volvía tras sus diez meses de concatenación de lesiones, y revolucionaron por completo el encuentro, demostrando que a poco que se imprimiese un cierto grado de intensidad, la diferencia de calidad entre las dos plantillas iba a aflorar. Y Bakambu asumió ese papel de forma brillante, dejando en el minuto 75' un heroico gol para el recuerdo: recogió un balón en la línea de tres cuartos, lo peleó, cayó al suelo, recogió el balón, se plantó en la esquina del área y con un disparo cruzado arrancó la euforia de una grada que hervía. 

Tan sólo un minuto después, una incorporación de Rodrigo por derecha culminó en el gol de Denis Cheryshev, quien empujó pase de la muerte del madrileño. La emoción de Cheryshev inspiró a sus compañeros a seguir buscando ampliar la ventaja, estando Enes Ünal cerca de hacerlo. FInalmente, el (3-1) fue definitivo y deja dudas sobre la recuperación del VIllarreal. Por lo pronto, este incendio fue apagado a tiempo.