El conjunto de Míchel González no ha conseguido puntuar todavía en este arranque de La Liga Santander. Tras un verano lleno de bajas importantes como la de Fornals y Camacho en el centro del campo o Charles y Sandro en la delantera, el Málaga afrontaba esta temporada como una de las más difíciles de los últimos años.

Llegaron fichajes como Borja Bastón o Adrián González, entre otros, para intentar solventar la falta de jugadores que pudieran hacer goles y darles puntos malaguistas, pero su adaptación no ha sido, ni de lejos, la más óptima, ya que el Málaga solo ha conseguido un gol a favor en los cuatro partidos jugados hasta ahora y ha recibido seis.

Los boquerones iniciaron su andadura en la competición liguera perdiendo en casa contra el Eibar en un partido en el que el Málaga tuvo demasiados problemas en defensa. Los locales recibieron la mayoría de ocasiones de peligro en jugadas por banda que acababan en centros laterales que los centrales tampoco sabían despejar. En una de esas jugadas llegó el gol del Eibar, anotado por Charles que había jugado temporada pasada a las órdenes de Míchel.

Contra el Girona, el Málaga volvió a perder por 1-0 en un encuentro en el que se vio la poca concentración de la defensa blanquiazul, especialmente en acciones a balón parado o segundas jugadas. En este partido, Míchel optó por cambiar el sistema, del 1-5-4-1 de la anterior jornada al 1-4-2-3-1 que ha estado utilizando en los tres últimos encuentros.

En la jornada tres de liga, la Rosaleda recibía a Las Palmas, equipo que tampoco había puntuado en los dos primeros partidos. En este encuentro en el que ambos conjuntos debían sumar, se vio a un Málaga dominador en la primera fase del encuentro, pero que volvió a cometer errores defensivos en el marcaje y en jugadas horizontales que le costaron el partido. Como positivo, el combinado malaguista consiguió marcar su único gol hasta ahora gracias a un cabezazo de Diego González en una acción a balón parado.

En su último encuentro, contra el Atlético de Madrid, los boquerones tampoco consiguieron puntuar. Para afrontar este partido, el técnico malagueño usó un repliegue bajo para evitar recibir goles, y, por lo menos, sacar un punto del Wanda. Pero ni aun así el Málaga consiguió mantener su portería a cero. De nuevo, volvieron a mostrar su gran debilidad, las ocasiones por banda y la poca intensidad puesta por sus centrales. Griezmann le dio la victoria a su equipo en un gol idéntico al que recibió el Málaga contra el Eibar en la primera jornada.

Modelo de juego

Míchel apostó la temporada anterior por un sistema 1-4-2-3-1, una formación que se ha mantenido en el tres de los cuatros partidos que se han jugado, pero que ha dejado mucho que desear tras la marcha de Fornals y Camacho, pilares fundamentales en el centro del campo.

El punto débil del Málaga, como se ha visto en los cuatro encuentros que ha jugado, es la poca seguridad que transmite su defensa y lo mal que defiende ocasiones que provienen de los costados. Además, la zaga malagueña tiene también muchos problemas con balones en profundidad a la espalda.

En cuanto al ataque, las mejores ocasiones de peligro de los malaguistas vienen gracias a ataques verticales marcado por los desmarques de ruptura en profundidad y movilidad, especialmente de su delantero, Borja Bastón, quien todavía no ha conseguido estrenarse en liga con su nuevo equipo. El Málaga genera muchas ocasiones por banda, llegando a línea de fondo y realizando centros, pero la efectividad de estas jugadas es nula hasta ahora debido a la falta de un delantero rematador capaz de aprovecharlas.