El partido disputado a primera hora de la tarde de ayer en Anoeta fue uno de los que marcan historia, de los que rompen cualquier previsión posible. Un diamante caído del cielo, puesto que, para cualquier aficionado al fútbol, fue un partido emocionante en todo momento, sin importar los colores que se defiendan. Y así se vio reflejada esta sensación en las estadísticas del enfrentamiento.

La Real Sociedad retuvo el valor más preciado del partido para los dos entrenadores y estilos de juego que se enfrentaban ayer: el balón. Los donostiarras retuvieron la posesión un 55'8% del tiempo de juego frente al 44'2% de los béticos. Sin embargo, las repercusiones de los béticos en el juego fueron mucho más efectivas: cuando menos posesión del balón tuvieron, marcaron gol. Sin embargo, no fueron especialmente cuidadosos con el cuero, pues los vascos sufrieron hasta 129 pérdidas de balón, en detrimento de las 103 del Betis, que supo sacar partido a las pérdidas de su rival, pero no estuvo especialmente certero con las recuperaciones, con dos menos que la Real Sociedad en todo el partido.

De cara a portería, fue un encuentro que los entrenadores deberán tratar cuidadosamente con sus porteros: ambos recibieron cuatro goles en contra, pero Gerónimo Rulli sólo hizo una intervención, y Adán detuvo dos balones en sus manos. En total, diez disparos al cuadro de Rulli, y 17 a la bética, aunque siete de ellos se marcharon fuera. En lo que compete al trío arbitral, los 90 minutos no se vieron faltos de polémica; el gol inicial de Sanabria aparentaba estar en fuera de juego, pero el linier no consideró oportuno (acertadamente) señalarlo. Sin embargo, en los minutos finales del encuentro, Diego Llorente, sin intencionalidad de recuperar el balón, derriba a Sergio León al borde del área en una falta merecedora de tarjeta roja, aunque el colegiado desestimó tal opción. Sin embargo, segundos después, expulsaría a Eder Sarabia, el segundo de Setién. En total, 17 faltas cometidas por el Real Betis y nueve de la Real Sociedad, entre los que se incluyen dos fueras de juego locales y uno visitante. Hubo reparto igualitario en las amonestaciones, con tres tarjetas amarillas para cada conjunto.