Una semana después de la destitución de Fran Escribá y de la llegada de Javier Calleja al banquillo, el Villarreal es otro. Solo dos partidos han servido para mostrar la nueva cara del equipo castellonense, que ha cambiado por completo su estilo de juego, su esquema y planteamientos tácticos, e incluso ha sumado un plus de intensidad y garra a su fútbol. La gran victoria de ayer (3-0) confirma las buenas sensaciones de juego vistas ante el Maccabi en Europa League (0-0), con la única diferencia de la puntería de cara a gol. 

Con Mariano Barbosa de nuevo como guardián de la portería, la defensa local se organizaba como acostumbra, con Álvaro y Víctor Ruíz de centrales, y dos laterales muy ofensivos con el nuevo esquema, Mario Gaspar y Jaume Costa. En el centro del campo, Rodri actuaba como pivote defensivo, mientras que Manu Trigueros y Samu Castillejo lo hacían como hombres más adelantados, dos interiores con capacidad también para jugar por dentro. Fornals ejerció de enganche con los dos puntas, una posición que mostró la mejor versión del futbolista castellonense. Por su parte, Bakambu, que logró un hat-trick y fue el jugador decisivo del encuentro, y Nicola Sansone ocuparon las posiciones de ataque del Submarino. Soriano, Bacca y el canterano Ramiro Guerra entraron desde el banquillo en la segunda mitad. 

De nuevo, portería a cero

Una de las premisas de la era 'Calleja' es recuperar la gran defensa de la que gozaba el Villarreal las dos últimas temporadas, una zaga solo superada por la del Atlético de Madrid. En el inicio de la presente temporada, el equipo perdió esa cualidad, encajando gol en cinco de los siete encuentros dirigidos por Escribá (solo ante Alavés y Espanyol en Liga consiguió no encajar ningún tanto). La llegada del nuevo técnico ha cambiado, por el momento, esa dinámica. 

Si el pasado jueves ante el Maccabi vimos una linea defensiva solvente, pero que pasó excesivos apuros ante las escasas llegadas del cuadro israelí, ayer asistimos a la mejor versión de la defensa amarilla en la presente campaña. La pareja Álvaro-Ruíz rindió a un gran nivel cuando tuvo que hacerlo, puesto que se podrían contar los acercamientos armeros con los dedos de una mano, pero acabó siendo un aspecto muy importante en el inicio y en el final del encuentro. Por su parte, los laterales realizaron una gran labor, equilibrando defensa con ataque y ejerciendo de cuchillos por las bandas. El nuevo esquema de Calleja precisa de dos carrileros que percutan en la defensa rival, y tanto como Mario como Jaume tomaron su nuevo rol de manera sobresaliente, destacando especialmente este último en tareas defensivas. Mariano Barbosa no tuvo que realizar ninguna intervención importante. 

Un rombo como solución a la falta de gol

El centro del campo siempre ha sido la faceta más importante del fútbol del Villarreal. Ante la ausencia del capitán Bruno Soriano, encontrar el equilibrio de la medular se ha tornado como uno de los principales problemas de este inicio de temporada. Javier Calleja tomó el viejo 4-4-2 al que tanto Marcelino como Escribá recurrían jornada tras jornada, y lo transformó en un renovado 4-1-2-1-2.

Tras la línea de cuatro en defensa, Rodrigo ejerce de mediocentro defensivo, un pivote que de equilibrio entre zaga y mediocampo, y sirva de conexión con la parcela de control del juego. La labor del pivote madrileño en la tarde de ayer fue muy notable, cortando lineas de pase y otorgando orden y criterio al centro del campo amarillo. Más adelantados, Trigueros y Castillejo acompañaron la subida de los laterales por las bandas, siendo el primero el hombre más referente por dentro. Ambos conectaron notablemente con Fornals y Sansone, y prueba de ello es el segundo gol groguet, obra, como no, de Bakambu. Por su parte, Ramiro y Soriano salieron desde el banquillo en la segunda mitad, para dar aire fresco en el centro del campo. El italiano comienza a dejar pequeñas pinceladas de magia después de su tiempo de ausencia, mientras que el joven uruguayo del Villarreal B da sus primeros pasos en Primera con contudencia y mostrando un buen nivel. 

La posición de enganche fue especialmente relevante en el partido ante el Eibar. Pablo Fornals, que hasta ahora había realizado un discreto comienzo de temporada, se destapó como uno de los mejores del encuentro. Como mediapunta, el castellonense se asoció muy bien con los dos puntas, así como con Castillejo y Trigueros, sirviendo de conexión con la parcela más ofensiva del juego. Sin duda, se vio la mejor versión del '8' amarillo, casi al mismo nivel que el exhibido en Málaga. En la delantera amarilla, Bakambu y Sansone formaron pareja de ataque, dando descanso al colombiano Bacca. El ex del Sassuolo no se encuentra al mejor nivel físico, pero ayer realizó un buen partido, asistiendo a Bakambu en el segundo gol y actuando descolgado a banda y casi al mismo par que el enganche Fornals. Qué decir de Cedric Bakambu, que marcó tres goles, pero pudo haber logrado otros tres. Fue la principal referencia en ataque y actualmente es el máximo goleador del Villarreal, con seis goles (cinco en Liga y uno en Europa League). Carlos Bacca entró en la segunda parte y otorgó la variante de jugar con balones largos, algo que se vió en el tramo final de partido. 

Fútbol de posesión

Si hay algo que ha cambiado de Escribá a Javi Calleja, además del esquema de juego, es el planteamiento de cara a los partidos. Cuando Marcelino García Toral llegó al Villarreal, implementó un estilo basado en la fuerte defensa, en la alta presión y en la rápida transición entre la zaga, el medio y los delanteros, similar al fútbol de contragolpe. Como se pudo ir viendo a lo largo de las temporadas que el técnico asturiano se sentó en el banquillo amarillo, era una forma eficaz de jugar, que aseguraba muchos resultados positivos, pero que no siempre gustó a gran parte de la afición groguet. 

Con la llegada de Fran Escribá, el estilo no cambió. El preparador valenciano continuó con el trabajo de Marcelino y desarrolló un Villarreal que poco a poco se fue volviendo más defensivo, hasta casi renunciar al ataque desde el inicio en algunos encuentros. El equipo buscaba el contraataque rápido, pero realizando una presión estéril y practicando un fútbol lento y predecible. Esto es lo que hemos podido ver en este inicio de temporada, puesto que durante la pasada campaña el planteamiento se ejecutaba con mayor solvencia y la forma física de los jugadores importantes era muy superior a la vista hace unas semanas. 

Ahora, con Javier Calleja al frente del Submarino Amarillo, se busca controlar y dominar los partidos desde la posesión. El día de su presentación, el técnico madrileño, ex del Juvenil A y Villarreal B, expresó que cuanto más tuviera el balón el equipo, menos ocasiones recibiría y menos sufriría en defensa. En dos encuentros hemos podido ver que esto es cierto. Ante el Maccabi, la posesión del Villarreal se produjo en campo contrario durante la mayoría del encuentro, y solo el muro israelí y la pólvora mojada de los amarillos evitaron la victoria visitante. Ayer, contra el Eibar, vimos un dominio total del equipo de Calleja, que axfisió al conjunto armero desde el inicio con una alta presión y un control del balón dignos de elogio. Este es el camino. Después del parón liguero, con las ideas y conceptos más preparados, veremos si este nuevo Villarreal continúa su buena racha ante Girona y Slavia Praga.