Pocas veces en la historia se habrá visto a un portero deteniendo tres penaltis en el mismo partido y será difícil volver a verlo. Lo sucedido en el terreno de juego del estadio Ramón de Carranza quedará para siempre en los registros. Sergio Herrera, meta de Osasuna, paró los chuts de Aitor García y David Barral, por dos veces, desde los 11 metros.

Saltaron los futbolistas al campo siendo conscientes de la batalla que se les venía encima. Dos claros candidatos al ascenso directo o, al menos, al play off de ascenso jugaban en la ciudad costera de Cádiz en la noche del sábado.

Los primeros minutos fueron un reparto de golpes en los que ninguno de los dos conjuntos querían llevar la voz cantante, ambos esperaban al contrario buscando salir en rápidas contras. De hecho fue un partido totalmente diferente al que jugaron ambos equipos en Copa del Rey, saliendo triunfante el equipo local. En dicho partido, Osasuna trató de manejar el balón y mantener la posesión, sin embargo, esta vez fue diferente.

Lucha, muchos golpes y muchas faltas, siendo en el minuto 14 de partido cuando el guardameta de Osasuna se llevó la palma con respecto a la agresividad mostrada. Se disponía a sacar el balón rápidamente tras interceptar un saque de esquina y el defensa del Cádiz, Servantes, le estorbaba en la salida del balón, revolviéndose el portero de Osasuna chocando su hombro con la cara del defensor cadista. El árbitro Cuadra Fernández interpretó la jugada como antirreglamentaria por parte del portero rojillo y señaló penalti amonestando a Sergio Herrera.

Salvi, mediocentro del equipo local, pidió la expulsión del portero al considerar el acto como agresión pero el árbitro acabó amonestándolo a él. Fue una situación absolutamente excepcional en el mundo del fútbol, Diego Martínez, desde el banquillo, no se lo creía. Su portero había perdido los papeles.

A partir de este momento empezó el tremendo recital de Sergio Herrera que detuvo el primero de los tres penaltis que acabaría parando durante los 94 minutos de partido (contando con el descuento). Aitor García golpeó el balón hacia su lado derecho, adivinando el meta de Osasuna la trayectoria y despejando Oier a saque de banda.

Tras la parada el portero se giró hacia la grada sur poblada por Brigadas Amarillas, grupo ultra del cuadro andaluz, golpeándose el pecho con efusividad, lo que provocó un sin cesar de pitos hacia él cada vez que tocaba la pelota durante el partido. Lejos de intimidarle parece que esa presión le motivó.

La primera mitad no tuvo ocasiones claras, quitando el penalti. El Cádiz tenía mas iniciativa, siendo esto lo común en los equipos locales. Por su parte, Osasuna estaba muy ordenado y serio. Se podría destacar el nerviosismo del central canario Aridane que volvía a su antigua casa defendiendo la camiseta de Osasuna y fue pitado. Sin embargo el paso del tiempo le dio el poso necesario para superar sus nervios.

Roberto Torres no fallaba un pase y Quique bregaba con el pundonor que acostumbra semana tras semana.

Se llegó al tiempo de descanso y tras los 15 minutos de reflexión el juego continuó. La segunda parte seguía el guión establecido muy parecido al de la primera mitad. En el minuto 49, Oier, capitán osasunista, estuvo apunto de cabecear un balón a la red tras un centro medido de Roberto Torres, el de Arre tiene un guante por bota, eso no se puede discutir.

Pasaban los minutos y la lucha seguía con un estilo de juego poco vistoso, fue entonces cuando en el minuto 68 de partido David Barral le cogía la espalda a la zaga pamplonica tras un pase largo desde tres cuartos de campo y Aridane cometía un, cuanto menos, riguroso penalti.

Segundo del partido a favor de los locales. Barral cogía con decisión el balón para chutar la pena máxima. El protagonista del partido Sergio Herrera volvía a detener el disparo pero hasta cinco jugadores habían invadido el área antes de producirse el lanzamiento por lo que el polémico colegiado decidió mandarlo a repetir.

Los jugadores y el banquillo de osasuna no daban Fe de lo que estaba ocurriendo, la tensión era más que evidente. Sergio Herrera se reía bajo palos, tal vez intuía que era su día.

Volvió a lanzar Barral cambiando la dirección del mismo y se lo volvieron a parar. Tremendo paradón y Lillo, lateral derecho de Osasuna, ganó el rechaze al propio Barral terminando por despejar a corner David Rodríguez. Osasuna ganaba confianza en proporciones extraordinarias.

Moviendo el banquillo saliendo al campo Xisco en detrimento de David Rodríguez y con la salida de De las Cuevas por Sebas Coris., Diego Martínez, míster rojillo, dio con la clave del partido.

El delantero balear, que llevaba cinco minutos en el campo se sacaba un golazo de la chistera con su pierna zurda que tras tocar en el palo largo de la portería de Cifuentes ponía el 0-1 en el marcador.

La grada no se lo creía y poco después, con un Cádiz que ya había realizado los tres cambios, la mala suerte se cebaba con el equipo local ya que el central argentino Marcos Mauro caía lesionado y se quedaban con diez futbolistas para intentar una difícil remontada.

Tuvo Quique el 0-2 un minuto después del 0-1 pero falló en el mano a mano. Sin embargo ante un Cádiz con uno menos, Osasuna tiró un gran contragolpe propiciado por un magnífico control, con giro incluido, de Xisco que abría el balón hacia la derecha de la frontal del área cadista por donde entraba un Miguel De las Cuevas que definía con muchísima calidad poniendo el 0-2 final en el minuto 87 de partido.

Tras estos nuevos tres puntos, Osasuna se coloca líder de la Segunda División española, con 15 puntos, y ve su objetivo, que no es otro que el ascenso, un paso mas cerca. Suma seis partidos consecutivos sin perder en Liga con cuatro victorias, dos de ellas fuera de casa ante Rayo Vallecano y Cádiz.

Mucho optimismo con este equipo y con este cuerpo técnico que ha hecho de Osasuna una auténtica piña.