La situación del Córdoba CF, delicada a todas luces, no es nueva, ni sorpresiva. Como siempre, la cuerda se rompe por el hilo más endeble y ese es siempre el del entrenador. Se espera que el cambio de técnico dé resultados con el paso de las semanas y que todo cambie pues el club tiene números de descenso a Segunda B.

La temporada pasada terminó con el descontento general de la afición, apuntando sobre todo a la directiva, aunque también al banquillo, donde a Luís Carrión se le veía como un técnico afín a la directiva y sumiso a sus designios. Por ello el míster nunca ha sido del agrado de la parroquia blanquiverde.

La planificación desde la dirección deportiva también ha estado siempre en entredicho, pues el poder decisorio del "director deportivo" Alex Gómez siempre ha estado en tela de juicio ante los "caprichos" de la familia González, llegando a dudar qué y cuales jugadores, incluyendo altas y bajas han sido decisión del técnico o dirección deportiva, y cuales por decisiones del presidente o de su padre, máximo accionista del club. Decisiones inesperadas e inexplicables como la salida del capitán Deivid y algunos de los fichajes lo corroboran.

De aquellos polvos vienen estos lodos, dice el refrán, y quizá este comienzo de temporada es fruto de todo aquello. Un club cuyo objetivo es el ascenso o el playoff, no puede ser de largo el equipo más goleado de toda la liga, y tener un bagaje de 3 victorias y 8 derrotas, haciendo que en la clasificación sea el segundo, pero claro, el segundo por la cola, siendo superado negativamente por un Sevilla Atlético que aún no conoce la victoria.

Como causas de la actual situación se pueden tener muchas, pero centrándose en el campo de juego, que es realmente donde se ganan y pierden puntos, es inexplicable el rosario de fallos defensivos, desajustes y despistes que la defensa blanquiverde está teniendo. Pruebas y modificaciones de cromos se han hecho y la situación sigue siendo la misma.

Además se añade un componente de mala suerte como son los goles en propia puerta, y las jugadas desafortunadas.

Todo ello hace que la moral y el ánimo de la plantilla vaya mermándose poco a poco pues se conoce que trabajan bien durante la semana, pero es evidente que las cosas no salen durante los partidos. Este componente anímico es bastante importante porque por mucha predisposición que haya durante la semana, en el momento en que se trunca la idea inicial, cuesta reponerse, como muestra se ve que en el 100% de los partidos de esta temporada, cuando el Córdoba se pone por delante gana el partido, y cuando su rival se adelanta, pierde la contienda.

Queda claro entonces que no es sólo un problema técnico, sino también un problema anímico, que quizá esté haciendo que el equipo no saque sus partidos adelante, y que provoque que las cosas no estén funcionando como debieran. Siempre se ha escuchado aquello de "les sale todo", y para ello hace falta un ánimo y una fuerza mental que quizá ahora mismo no tiene la plantilla, no por ellos mismos, sino por la situación.

Como dato positivo está el hecho de que el nuevo técnico, Juan Merino, siempre ha destacado en los equipos donde ha estado, por trabajar mucho el estado anímico y psicológico de los jugadores, por lo que este dato además de la propia calidad técnica de la plantilla hacen albergas esperanzas de que la situación se va a revertir poco a poco.

Se espera que así sea y que el primer paso sea una victoria balsámica y anímicamente curativa ante el CD Numancia el próximo domingo.

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