Cuántas ganas tenía la afición de presenciar un partido agradable, de conseguir una nueva victoria, de recuperar sensaciones y, ya de paso, volver a encontrar la ilusión. Segunda victoria consecutiva, además dejando la portería a cero y este Alcorcón parece hecho de otra pasta en esta competición que tanto se puede asemejar a una montaña rusa. 

A cara de perro

Comenzó el choque con mucha intensidad por parte de ambos equipos. Velázquez ya no se aferraba a la defensa de 5. Ni rastro de esa idea inicial de temporada. David Navarro, Esteban Burgos y Bellvís, quizá la pérdida de titularidad más sorprendente, han malogrado su sitio. Dorca ejerció como teórico mediapunta, con una labor de delantero sorpresa en algunos tramos del encuentro. A su espalda, dos guardianes correosos, como Errasti y Toribio, incesables en la disputa de cada balón. 

En la primera media hora, un par de ocasiones para cada conjunto, primero tú y luego yo, parecían decir. Así como un intercambio de golpes en un ring. No obstante, se iba a producir un serio contratiempo para el Oviedo, que vio como su delantero de referencia, Toché, iba a caer lesionado y el cambio era una obligación. Cuando pese a la gran igualdad y el equilibrio de la balanza en el medio del campo, muchos pensaban que las tablas al descanso eran evidentes, llegó el gol. En una jugada que no aparentaba gran peligro, un centro bombeado de César Soriano fue un caramelo para Álvaro Giménez, que gracias a un mayor ímpetu, le ganó la partida a la pareja de centrales para conectar un cabezazo solvente y desatar la alegría en el estadio. El Oviedo trató de responder de inmediato con una peligrosa acometida de Berjón, que iba a desbaratar la zaga. Además, en esos instantes finales, Casto sufrió una clara agresión en el salto hacia un balón, que el colegiado no sería capaz de señalar y para colmo, iba a acabar con el guardameta alfarero amonestado por las reiteradas protestas.

Superioridad y constancia amarilla

Ya en la segunda mitad, en el minuto 56, Dumitru se encontró con el poste. A continuación Aarón Ñíguez tuvo una clara oportunidad que no pudo aprovechar en gran medida gracias al bloqueo de Laure, que llegó in extremis para obstaculizar el disparo desde dentro del área. Y justamente poco después, el experimentado lateral madrileño sería el gran protagonista, al llegar con total comodidad al bórde del área pequeña libre de marca para, con un duro disparo colocar el 2-0 en el marcador. 

Ni mucho menos pese al resultado se iba a meter atrás el Alcorcón. Este equipo era otra versión respecto del último mes y así, da gusto. Un ritmo de juego muy alto, con una presión constante sobre la salida del balón del rival. Un conjunto serio, comprometido y trabajador. El paso de los minutos no hacía mella en el aspecto físico, mientras el Oviedo se resignaba sin encontrar respuestas para una reacción que ansiaban los aproximadamente 600 aficionados que se habían desplazazado hasta Santo Somingo para alentar a su equipo. 

Tímidamente lo intentaron los hombres de Anquela en el tramo final. Primero a cargo de Aarón, que mandó Casto a córner un disparo seco tapado por su propio palo. Y poco después, un gran cabezazo de Folch que levantó a los aficionados alfareros, tras ver volar a Casto al sacar una mano prodigiosa. Con esto el encuentro se resolvió de manera definitiva. Triunfo solvente del Alcorcón, ante un Oviedo que aún no conoce la victoria fuera de casa y que sin duda, tal y como ha admitido su entrenador, tendrá que ponerse las pilas si quiere hacer mejores cosas esta temporada. 

El Alcorcón se coloca en la mitad de la tabla y ya piensa en el siguiente encuentro, que será en Soria ante el Numancia, el próximo viernes a las 20:30 horas.