Si hubiera que escoger una película como referencia para analizar al CD Leganés, esa sería sin duda la épica historia de 300, dirigida por Zack Snyder y protagonizada por Gerard Butler.

Tal y como hiciera la guardia personal del Rey Leónidas (con el fin de enfrentarse a un enemigo mayor como lo era el Ejército Persa) fortificando las defensas de las Termópilas, cubriendo solidariamente al compañero conjunto, maximizando las virtudes propias y castigando los errores del contrario, el conjunto dirigido por Asier Garitano ha conseguido firmar un gran inicio de competición.

El equipo revelación de la temporada

Este Leganés es un verdadero quebradero de cabeza para los rivales, a los cuáles se les hace de noche atacar la falange pepinera. Esto no son halagos vacíos y las estadísticas sumas validez a este argumento: séptimo clasificado con 17 puntos, nueve goles realizados y cinco encajados para formar la segunda mejor defensa de LaLiga (tras el FC Barcelona con tres).

Indudablemente, mucha parte del mérito recae en la figura del entrenador, el cual lleva desde 2013 al mando de los madrileños. Garitano ha conseguido transmitir a la perfección su idea de fútbol a unos futbolistas que la saben plasmar magistralmente en el terreno de juego. De entre ellos cabe destacar como principales baluartes a: Iván Cuéllar, Dimitrios Siovas, Gabriel Pires, Alex Szymanowski y Claudio Beauvue.

La principal virtud del equipo es el trabajo defensivo como un único bloque que hace rentabilizar los goles enormemente que marcan los atacantes. De esta manera se concentran muchos jugadores detrás del balón, se juntan mucho las líneas, se realiza una presión muy agresiva y se busca la velocidad a las contras tras las pérdidas del rival, especialmente a través de centros laterales por las bandas.

Las similitudes con el nuevo Valencia

Esta definición del juego del Leganés le debe de resultar totalmente familiar a todos los aficionados del Valencia CF, pues es una imagen proyectada en un espejo del conjunto de Marcelino. Precisamente ahí es donde radica el principal peligro para que los valencianistas vuelvan a sumar los tres puntos en este partido trampa. Del mismo modo que ocurriera la jornada pasada contra el Deportivo Alavés, la UD Levante y el Atlético de Madrid, al equipo ché le cuesta muchísimo jugar contra estos equipo de corte más defensivo y replegado.

Por todo ello, el Valencia deberá poner especial atención a la vigilancia ofensiva para evitar las contras tras posibles pérdidas forzadas por la presión del rival. Igualmente deberá aumentar la concentración al balón parado y a las ocasiones generadas en segundas jugadas, ya que muchos de los goles del Leganés vienen precedidos por este tipo de jugadas. Goles como los de Beauvue al Athletic y Szymanowski al Málaga fueron en contra-ataque tras robar el esférico y otros como los de Pires al Alavés y al Málaga o los de Guerrero al Getafe y Mantovani al Espanyol fueron consecuencia de rebotes tras balón parado.

Por tanto, los valencianistas deberán mostrar una ambición y máxima tensión para doblegar a un enemigo que no dejará espacios y dificultará la generación de juego con su férrea disciplina. Por eso, también habrá que realizar una veloz y precisa circulación de balón, todo cimentado con la extraordinaria mentalidad para no entrar en una guerra de guerrillas, tal y como se hizo en Mendizorroza y así imponer su mayor calidad a la guardia pepinera.