Un derbi de necesidades el del domingo. Ambos conjuntos llegaban a Anoeta con sed de victoria, tras no lograr el triunfo en la jornada previa. Dos equipos, dos entrenadores y dos estilos de juego. Cada técnico apuesta por una idea de fútbol, y  Eusebio y Mendilibar cuentan con una mentalidad muy distinta. El ADN Barça de Eusebio, hace que apueste por el juego de toque. El fútbol conbinativo por bandera. Mientras tanto, el técnico vasco, José Luis Mendilibar se mantiene fiel al fútbol defensivo, el del contraataque.

Un "Catenaccio" sin éxito

No está claro si el esquema con el que el Eibar formó en Anoeta pueda considerarse como "Catenaccio" propiamente dicho. De todos modos, se acerca mucho a dicho término italiano, puesto que salieron con 3 centrales y dos carrileros. En la medular, 2 pivotes y un mediapunta, y para poner la guinda al pastel, dos puntas. Una formación a la que Mendi nos tiene acostumbrados pero que no acaba de dar sus frutos a modo de resultados.

El fútbol total exhibido por los de Eusebio superó cualquier tipo de acción defensiva del Eibar. A pesar de contar con cinco defensores, Mikel Oyarzabal y Adnan Januzaj hicieron de las suyas por banda, dejando atrás al jugador que saliera a por ellos. En ocasiones era Ander Capa, en otras José Ángel, hasta llegó a verse sobrepasado Anaitz Arbilla cuando salía a tres cuartos de cancha. Es cierto que, las bandas son una de las armas más letales de esta Real, y no cabe duda que el Eibar no encontró la solución para frenarlo. Los de Mendi estaban metidos en su campo. De manera puntual se veían destellos de participación por parte de Christian Rivera y Joan Jordán, uno de los más asociativos a lo largo del choque.

A falta de Inui, Jordán

Joan Jordán se disfrazó de Takashi Inui para tratar de dar movilidad al equipo y para actuar de mediador entre la zaga y la delantera. El nipón estuvo desaparecido en la lluviosa tarde de derbi, por lo que Jordán se echó el equipo a la espalda con la intención de sacar algo positivo de su visita a San Sebastián. A nivel colectivo, trató de conectar con la línea atacante, pero sin demasiado éxito. De hecho, cuando lo lograba, eran los arietes los que erraban. A nivel individual, tal fue su insistencia y perseverancia que acabó viendo puerta, logrando así un insuficiente premio a todo su esfuerzo.

Una jornada más, el Eibar se queda sin sus tres puntos. Algo que está comenzando a ser, preocupantemente, habitual en el entorno armero. Es por ello que, Mendilibar deberá replantearse seriamente su plan de cara al próximo partido y para lo que resta de competición, si quiere ver cumplidos los objetivos a final de temporada.