Noche horrorosa para cualquier zaragocista la que se ha vivido en El Alcoraz. El Real Zaragoza ha cosechado su cuarta derrota en lo que va de liga, si bien la primera desde hace siete partidos, y mira de refilón una vez más los puestos de descenso, mucho más cercanos que los de arriba. Triste, muy triste, pero cierto. El conjunto blanquillo no dio la cara en el derbi aragonés y la SD Huesca pasó por encima del Real Zaragoza, doblándole en intensidad y esfuerzo.

Inicio espeso y gol injusto

El duelo comenzaba, como casi siempre, igualado aunque con un Zaragoza más espeso. Habitual también. Comenzó a verse la intensidad de los oscenses pero los de Natxo González, a quien probablemente no haya entendido nadie, intentaban imponer su estilo. Borja Iglesias tuvo dos grandes ocasiones para adelantar al conjunto maño pero erró y ya no se le vio más en todo el partido. Poco duró dicho intento, pues Melero adelantaba al conjunto local en el minuto 15 de la primera parte. Una falta inexistente de un Benito que todavía no está a tope (o eso ha parecido en el partido) era señalada por el también señalado colegiado y rematada por Melero en una salida en falso de Cristian Álvarez.

A partir de aquí, el Huesca se vino arriba y puso más intensidad si cabe al juego dominando el partido. Chimy Ávila dispuso de otra ocasión pero la repelió Cristian, al igual que la doble oportunidad local instantes después. Ferreiro puso un gran centro raso rematado por Cucho Hernández pero el cancerbero zaragocista detuvo con una gran parada, que cayó a los pies de otro jugador oscense y esta vez quien salvó el gol fue Alain con fortuna. Otra ocasión más tuvo Melero con un nuevo cabezazo que se marchó desviado.

No fue hasta el minuto 30 aproximadamente cuando el Real Zaragoza comenzó a despertar o resucitar, llámenlo como quieran. Es cierto que los visitantes únicamente se acercaron en el último cuarto de hora del primer tiempo mediante saques de esquina y faltas laterales, de los cuales no se aprovechó ninguno a pesar del renovado ánimo de la afición zaragocista. De esta manera finalizaba la primera mitad, con un Real Zaragoza apático que poco a poco recuperó el sentido e iba sacando las garras de su león.

Segunda mitad con el mismo panorama

Pero el león nunca llegó a arañar, ni a morder, ni a nada. La segunda parte trajo el mismo guion que la primera e incluso peor. El Huesca volvió del descanso con las mismas ideas y ganas que al inicio del partido y dominó los primeros instantes de la segunda mitad. Los oscenses tuvieron dos ocasiones en sendas faltas directas lanzadas por Cucho y Brezancic y repelidas por un, esta vez sí, correcto Cristian. Así pues, los locales lo estaban mereciendo y finalmente llegó el segundo tanto en el minuto 63 merced a Cucho Hernández. Una acción en la que Alain no se atreve a despejar, el balón le cae a Akapo, que hace un remate que se convirtió en un centro para Cucho, quien definió a la perfección.

Posteriormente, el Real Zaragoza intentó activarse de nuevo y Toquero fue objeto de un penalti bastante claro en un barullo en el área, pero el colegiado, espeso como el conjunto blanquillo, no señaló absolutamente nada. Sin embargo, el Huesca seguía a lo suyo y controlaba el partido a sus anchas ante un Real Zaragoza apático y medio muerto que intentó resucitar con la entrada de Vinícius y Febas en lugar de Buff y Javi Ros respectivamente. El primero de los cambios, de hecho, fue el protagonista de una de las acciones con más peligro en la segunda parte, pero su remate a centro de Toquero fue apurado y Remiro atrapó sin problemas.

Pombo por Borja

El último cambio revolucionó todos los esquemas y colapsó las mentes de los aficionados: un señalado Pombo entraba por Borja Iglesias. Es cierto que el gallego no tuvo su noche pero siempre puede aportar cosas distintas y bien es sabido. Sin embargo, Pombo salió al campo decidido y provocó una falta al borde del área después de una gran jugada personal de las que peca y falla tantas veces. La falta fue lanzada por Zapater y el capitán la convirtió en toda una obra de arte. Un auténtico golazo que permitía recortar distancias a los maños en el 84.

Poco, poquísimo tiempo duró la alegría, ya que en la jugada siguiente Cucho Hernández le tomaba la réplica a Zapater con otro golazo desde fuera del área, si bien es cierto que ningún zaguero visitante salió a tapar el disparo. De esta manera, el conjunto local lograba sentenciar el partido en el minuto 85 y así se llegaría hasta el pitido final. El Real Zaragoza salió arrollado por primera vez de El Alcoraz en una noche demasiado gris para el zaragocismo.