Era un momento muy especial para Isco, que regresaba al estadio que le vio crecer, a su tierra natal, donde se convirtió en uno de los mejores jugadores jóvenes de Europa y lo hacía, además, en el momento cumbre de su carrera. Pero también lo sería para Kepa y Luis Alberto que debutaron con la Selección. 

La Selección Española estrenó también en esta ocasión su nueva y polémica camiseta, en un estadio volcado por su equipo que además no paró de corear: ¡Viva España!, ¡Isco, Isco, Isco! Antes del encuentro se ha guardado un minuto de silencio por los ex jugadores Rivilla y Sanchís, también en homenaje al reciente fallecido Chiquito de la Calzada, natural de Málaga. 

En casa de Isco la noche tenía que ser mágica, y así lo fue. En el mismo estadio en el que años atrás España se merendó a Venezuela por un 5-0, hoy se comía a Costa Rica con el mismo resultado. 

Todos, absolutamente todos han estado brillantes. Desde los más veteranos, como Iniesta, que además nos regaló el quinto, en el 72, a los más novatos, como Kepa, que ha deslumbrado en su primer partido con La Roja, y nos ha dejado bien claro que contamos con porterazos, además de De Gea

A pesar de tratarse de un amisto, España salió al verde con garra, con hambre, con ese brío tan español que nos caracteriza a todos. Y si encima le añades que en el 4-1-4-1 en el que se puede resumir a España, se encuentran los jugadores que definen el juego del City, Bayern, Barça y Real Madrid, pues apaga y vámonos. Ocurrió lo que se esperaba: un torrente de talento y una lluvia de goles con sello nacional. 

La de hoy, ha sido una velada de fútbol de calidad, del de verdad. Ha sido una noche de posesión del esférico, de control, de presión alta y recuperaciones inmediatas, de entradas por las bandas, de triángulaciones en campo contrario, de técnica, de táctica, de arte y de espectáculo. Hoy ha sido la noche. 

Isco, Silva, Iniesta y Thiago dieron una exhibición de toque y detalles técnicos espectacular. Cada uno le aporta su magia, su esencia, pero todos desprenden ese buen hacer, con su toquecito personal. Isco brilló en su casa desde el minuto 1, entregado a su público, a su gente, hasta que pidió el cambio tras una entrada de Waston y fue sustituido por su bro, Asensio, en el 65. Iniesta nos recordó que la antigua generación de futbolistas sigue existiendo y nos ofreció fútbol de aquel que ganó el Mundial por primera vez. Silva no quería ser menos y se apuntó un doblete que nos hizo estremecer (marcó el tercero y el cuarto con un zurdazo que dejó sin palabras a Carvajal) y también se la puso a Jordi Alba para que inaugurara el marcador, ayudado por la frescura y elegancia de Odriozola. 

Morata también aportó, dio autoridad y buen juego. Es un jugador muy constante, que acompaña con desmarques importantes y tiene muy buen toque de balón. Tampoco le falta ese brío español. Solo falló un mano a mano al final, tras un gran pase de Isco. Por lo demás, Morata hace lo que quiere y cuando quiere. El 2-0 lleva su nombre (22'), a la jugada de Iniesta y Jordi Alba quiso unirse el madrileño para sentenciar a Carvajal. 

En definitiva, el conjunto español bailó con armonía en el teatro malagueño a un ritmo maravilloso. Por su parte, Costa Rica formó con un 1-5-5, y solo destacó Waston, empeñado en obstaculizar a los jugadores españoles, y si no que se lo digan a Ramos e Isco.