Decepcionante la imagen que dio el Real Betis Balompié la pasada jornada frente al S.D. Eibar. Inexplicable derrota de los de Quique Setién en un partido donde se esperaba mucho más del equipo verdiblanco. Desde el primer momento del partido el Betis se sintió incómodo en Ipurúa, los de Mendilibar llegaron a este encuentro con tan sólo seis tantos a favor y salieron con los tres puntos y un balance de once tantos en liga. Una cifra muy buena para ser uno de los equipos con menor porcentaje de acierto de cara a puerta.

Las rotaciones no funcionan

Esta vez Quique Setién no acertó en la alineación ante el Eibar. Jugadores que habitualmente no tienen tantos minutos como Jordi Amat o Narváez demostraron que no están al nivel que demanda el once titular. El primero totalmente desacertado en dos acciones clave, siendo una de ellas la que supuso la cartulina roja y por ende, el bajón total del equipo. Mientras, el canterano Narváez estuvo totalmente desaparecido en el ataque verdiblanco. El cántabro a principio de temporada veía en él un jugador electrizante, con calidad y mucho desborde, sin embargo, tras más de diez jornadas esto no es así. Una cosa quedó clara: Sanabria es el hombre gol. Una mala noche para Sergio León que falló dos cara a cara con el guardameta del Eibar 'condena' su titularidad.

Los fantasmas del pasado

Las formas de perder recordaron a ese Betis de temporadas pasadas desganado y sin ansias de victoria. Demasiados errores no forzados, poca pólvora arriba y nula creatividad en zona de tres cuartos de cancha. Múltiples aficionados comparten la opinión de que se puede perder, sí, pero hay muchas maneras de caer derrotado. Desde los aledaños del Villamarín esperan volver a sentir ese cálido ambiente con el que empezaron la temporada y deslumbraron en el campeonato. El siguiente rival es el Girona de Machín, un test importante para que el puesto de Setién no quede en duda.