Después de un verano y un pretemporada realmente convulsa y caótica en Can Barça (salida de Neymar Jr, incorporaciones frustradas, fichaje criticado de Paulinho, duro varapalo en la Supercopa contra el Real Madrid, lesión de larga duración de Ousmane Dembélé…) muy pocos hubieran imaginado la trayectoria tan brillante del equipo blaugrana a estas alturas de la competición.

Líder invicto con 34 puntos, máximo goleador con 33 goles y recién clasificado para los octavos de final de la UEFA Champions League; se puede afirmar, sin lugar a dudas, que el mejor acierto –y salvación- del FC Barcelona fue contratar a Ernesto Valverde como entrenador.

El “Txingurri”(hormiga en euskera), es un técnico contrastado del fútbol español y europeo, quien ha conseguido: tres Superligas de Grecia, dos Copas de Grecia y la Supercopa de España 2015 con el Athletic. Además a título individual, fue nombrado como Mejor Entrenador del Año en 2016 y cinco veces Mejor Entrenador del Mes de La Liga Santander.

Con una actitud calmada y tranquila, es capaz de analizar de forma muy inteligente todo lo relacionado tanto en su vestuario como con el rival. Por esto, es reconocido como un gran gestor de sus jugadores – a quienes les saca su máximo- y por su gran dominio de la táctica futbolística.

Históricamente, el entrenador con más partidos dirigidos al Athletic Club de Bilbao, siempre se ha decantado por el sistema 1-4-2-3-1, transformándose en un 1-4-4-2 para la realización de facetas defensivas. Esta temporada, el conjunto culé no ha sido una excepción, a pesar de que en su ADN aparece el 1-4-3-3, pero la lesión del extremo Dembélé ha facilitado la toma de decisiones en este sentido.

Esta temporada, Leo Messi, juega en una posición más retrasada, como mediapunta y a modo de conexión entre los delanteros y el centro del campo.

Asimismo, el extremeño ha conseguido implantar sus valores en su actual equipo. A saber: posesión de balón más eficaz, ataques más verticales y circulación con ritmo alto y dinamismo. En cuanto a la defensa, a la cual se le presta mucha importancia, destaca: la alta presión (sobre todo, tras pérdida), el repliegue defensivo por detrás del esférico y una retaguardia adelantada con el fin de reducir espacios al rival.

A pesar de no mostrar un juego brillante como en temporadas anteriores, el FC Barcelona está siendo un equipo muy sólido atrás y muy efectivo en ataque (137 disparos, 33 goles, cuatro en contra). Por estos motivos, hay dos jugadores que sobresalen por encima del resto: Marc-André Ter Stegen y Lionel Messi.

El guardameta alemán está apareciendo  cuando su equipo más lo necesita,  cuajando una grandísima temporada y efectuando paradas de mucho mérito que significan puntos al final de los partidos.

Por otro lado está Leo Messi. Poco nuevo se puede decir del astro argentino, quien domina la clasificación del pichichi con 12 goles (y eso que solo lleva uno en los últimos cinco partidos). Sin embargo, lo más destacable es su participación en el juego de su equipo. Esta temporada juega en una posición más retrasada, como mediapunta y a modo de conexión entre los delanteros y el centro del campo. Como se pudo ver en el último encuentro contra el CD Leganés, el 10, llega a bajar a campo propio para iniciar las jugadas de ataque.

No obstante, el buen momento del equipo barcelonés no provoca que disminuya el foco de atención en el partido de Mestalla. Muestra de ello, fue la noticiable suplencia de Leo Messi en, nada menos, casa de la Juventus de Turín. Por eso, y por ser conocedor de lo que el feudo valencianista es capaz (31 partidos jugados, 54,84% de victorias y 61 goles como valencianista lo avalan), Ernesto Valverde saldrá con todo en la que será una dura batalla entre dos de los equipos más en forma de Europa.

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