El juego del Real Madrid esta temporada está revalorizándose al nivel de sucesos dignos de ser estudiados a la perfección. La victoria contra el equipo de Míchel ha entrado al catálogo de partidos donde el conjunto madridista juega, vive y sufre entre un cúmulo de sensaciones contrastadas. Pocos pasan del positivismo a la zozobra con tanta rapidez. Ir al Bernabéu se está convirtiendo en una actividad que no se recomienda para el aficionado exigente.

La semana comenzaba con buen pie: seis dianas en territorio chipriota conseguidas con pausa torera y cuyos autores saciaban su sed de gol. La pareja de las críticas compuesta por Karim Benzema y Cristiano Ronaldo ha sumado en esta semana seis tantos; hecho casi impensable siete días atrás. Hoy aparecieron para salvar al Madrid de una catástrofe segura.

Karim anotó para sacar las sonrisas de los presentes que ya vaticinaban una tarde de sábado tranquila, donde el madridista se marcharía a casa con la orgullosa satisfacción del niño que acaba sus deberes. Poco más tarde el inesperado tanto de Diego Rolán (primero del Málaga a domicilio en cuatro meses de competición) sirvió para que el Madrid mostrara una capacidad de reacción anhelada durante varios sucesos de la presente temporada. Los blancos, en ciento ochenta segundos, remataron con insistencia desde dentro y fuera del área hasta forzar un córner que les puso por delante gracias a Casemiro. La tranquilidad se fue apoderando del Bernabéu con el transcurso de los minutos hasta que llegó el Chory Castro.

Las acciones anteriores al empate del Málaga carecían de motivos para que se generara cualquier debate. Algo atípico en una campaña donde el choque de ideas está en un álgido momento. El tanto de Castro rompió la extraña normalidad. El murmullo entró en escena y los cálculos ante un hipotético triunfo del equipo líder desviaron por momentos la atención del público al juego. Zidane acrecentó el peligro de la situación y sacó a Isco, el mejor hombre de la temporada, en una clara exhibición de su peculiar amor al riesgo.

El desarrollo del partido aguardó el mejor final posible para el Madrid. Modric, el recambio de Isco, fue el que provocó el penalti que dejó los tres puntos en el Bernabéu. Ronaldo se encontró de nuevo con el gol en el campeonato liguero y salvó la situación. El portugués disolvió un empate con sabor a derrota y deja al madridismo aferrado al resultadismo como mejor recurso para los retos venideros.