El Eibar acabó cayendo en Balaídos por la mínima (1-0) y dice adiós a la Copa del Rey en dieciseisavos, tras quedar eliminados ante el Celta con un global de 3-1. La suerte no acompaño a los de Mendilibar en el sorteo, emparejándolos contra un equipo de Primera y, en Balaídos, la suerte tampoco acompañó al conjunto armero.

La vuelta fue un partido marcado por el dominio azulgrana, ante un Celta gris que no hizo un partido nada bueno, a excepción de Sergio Álvarez que fue un cerrojo.

Volvió la falta de pegada

El Eibar llegaba a este partido en un momento dulce, especialmente en la parcela ofensiva, dónde los gipuzcoanos llevaban siete goles en los últimos dos partidos, tras un inicio con sequía goleadora.

Ante el Celta, el equipo volvió a mostrarse reacio al gol y, pese a tener bastantes ocasiones, ni Charles ni Kike ni posteriormente Sergi Enrich, lograron materializar alguna ocasión de las que tuvieron, ya fuera por las paradas de Álvarez como por la mala puntería.

Si el Eibar hubiera metido alguna de las primerizas ocasiones que tuvo, todo pudo haber cambiado y la amenaza de la remontada hubiera sido muy real. Sin embargo, los delanteros eibarreses se iban topando con Sergio Álvarez, y eso les acabó frustrando.

Evidentemente, tras dos partidazos dónde el equipo se mostró muy bien de cara a puerta, no hay que alarmarse por este partido, y más si tenemos en cuenta que para Mendilibar “esto era un amistoso”, como dijo en la previa.

Un Eibar dominante

El Celta de Unzué realizó un pésimo partido, especialmente en la primera mitad, dónde el conjunto gallego se limitó a defender el resultado y esto lo aprovechó en cierta manera el Eibar para hacerse amo y señor del encuentro.

Desde el inicio, el conjunto de Mendilibar mantuvo la posesión y el control del partido, sin que el Celta se opusiera demasiado, eso sí, muy cerrados atrás, no permitieron al Eibar marcar. Es cierto que a Mendilibar no le disgusta el tener el control del esférico y, en muchos tramos del encuentro, eso es bueno para el Eibar, pero ser el dueño del partido también hizo a los de Mendilibar más previsibles y lentos, sin posibilidad de realizar contraataques rápidos y de imprevisto.

Caer eliminados puede ser algo positivo

Siempre hay que verle la parte positiva a algo malo y, caer eliminados de la Copa del Rey en dieciseisavos, también tiene su parte buena.

Este año, está siendo, seguramente, el más complicado de Mendilibar en sus cuatro años en Ipurúa. El Eibar, pese a que ahora ha entrado en una mejor dinámica, ha estado unas cuantas jornadas flirteando con el descenso y, el conseguir la salvación, es lo más importante de todo.

El no tener ninguna distracción como puede ser la Copa, permite al Eibar tener a los jugadores mucho más frescos y con plena disponibilidad para ser alineados en LaLiga. Además, la plantilla se centrará única y exclusivamente en la competición liguera y en la salvación.

Obviamente, esta eliminación también tiene sus cosas malas ya que la Copa permitía a Mendilibar el darle la oportunidad de jugar a los menos habituales o a los jóvenes del filial, como es el caso de Imanol Sarriegi y Azkue.