El juego del Leganés está en entredicho estas últimas jornadas. En el encuentro de ayer frente al Valladolid el equipo pepinero logró dominar la primera parte con claridad, hecho que no ha ocurrido en las últimas jornadas del campeonato liguero.

Desde el partido frente al Athletic que no domina notoriamente un partido. Si es verdad que ante los rivales que se encontraban enfrente no era una labor sencilla, sin embargo, logró plantar cara a los dos primeros clasificados pero se fue goleado de ambos partidos. Frente a Sevilla y Celta el resultado no fue tan abultado y el Leganés pudo incluso hasta llevarse puntos, pero la situación del encuentro fue diferente. Un equipo que no dominaba y falto de ideas a la hora de dar con la última tecla antes del gol.

Ante el Celta se dio a ver las dificultades que está teniendo el Leganés para mantener el balón. Con ataques muy verticales por los extremos y mediante disparos lejanos que no ponían en apuros al meta rival. El peligro del combinado madrileño era escaso y el juego ente líneas fue insuficiente.

Al mismo tiempo, el sistema defensivo también se ha visto desestructurado. La aparición de espacios y el desorden en el repliegue han provocado que en partidos como ante Valencia y Barcelona los pequeños fallos se pagan caros.

El próximo encuentro ante el Villarreal es trascendental para volver a la buena dinámica. El submarino amarillo es uno de los equipos más fuertes al contraataque y dispone de un rocoso centro del campo que facilita el juego del resto del equipo. El problema aparece en defensa, con múltiples bajas y la facilidad de encontrar huecos que el Leganés puede aprovechar. Un nuevo examen para los de Garitano frente a un gran equipo.