Una jornada más, y ya van cuatro. El último encuentro disputado por el Sporting contra el Albacete dejó un sabor agridulce que no pasó desapercibido para los aficionados rojiblancos. A pesar de lograr reponerse de un gol en contra y adelantarse en el marcador, el tanto del empate de los locales en los minutos finales dejó fría a la parroquia sportinguista, que ya se veía con los tres puntos en dirección a tierras gijonesas.

Sin embargo, el episodio vivido en el Carlos Belmonte no es más que la repetición de una dinámica que está acosando al conjunto asturiano en las últimas fechas ligueras. Desde el enfrentamiento contra el Almería, hace prácticamente un mes, los hombres de Paco Herrera no han vuelto a cosechar una victoria que sumar a su casillero, una negativa racha que está afectando gravemente a las aspiraciones del equipo, cuya posición actual en la tabla no se encuentra entre los candidatos al ascenso a Primera División. Pero, esta rebaja en las prestaciones de la plantilla, ¿a qué se debe?

Las penurias de Paco Herrera

Las muestras que ha dejado el míster hasta el momento no han convencido del todo al entorno que rodea al club. Su llegada a la entidad se antojaba como el entrenador indicado para la vuelta a la élite, aunque este objetivo se avista actualmente borroso. Conocedor de la casa por su etapa como jugador, se esperaba de él más presencia de la cantera en el primer equipo, una medida que parecía cumplirse durante la pretemporada, pero que, poco a poco, se ha ido disipando.

En otros aspectos, la labor de Paco Herrera también está despertando dudas. La falta de precisión en la búsqueda de un once titular tras la lesión de Sergio Álvarez, la polémica creada con el "caso Scepovic" y la ausencia de ideas en momentos comprometidos, entre otras, no ha dejado en buena situación al técnico rojiblanco, que necesita superar los distintos frentes que se le han presentado para lograr emerger el barco sportinguista.

La pobre actitud de los jugadores

Las malas experiencias de los últimos duelos también denotan una carencia de compromiso entre los miembros de la plantilla. Aunque el entrenador sea el encargado de dirigir el juego del equipo, si los efectivos no cumplen su misión, no existe solución posible. La falta de gol y los errores defensivos se hacen cada vez más notorios a medida que pasan las semanas, lo que ha producido un descenso en el rendimiento del equipo.

Los datos así lo demuestran. Desde la victoria ante el Almería, el conjunto gijonés ha marcado tres goles y ha encajado siete tantos. Este balance hace contraste con los resultados obtenidos en las jornadas anteriores, con 17 goles a favor y tan solo diez en contra. Un registro que deja muy a las claras las negativas sensaciones que residen en el grupo y que empeoran con el paso del tiempo. Por ello, un cambio de actitud es clave para creer en la victoria en las citas venideras.

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Sobre el autor
Jorge García Cuesta
Estudiante de periodismo en la URJC