Si antes de que comenzara la Eurocopa de Francia de 2016, Vicente del Bosque hablara de que se tenía que producir una transición dulce en la selección, parece que el periodo de 2016/2017 está siendo el mejor camino con el culmen del Mundial de Rusia. Y su artífice, Julen Lopetegui. Nada más ser nombrado seleccionador nacional, el lema del técnico vasco siguió en la misma línea que la del salmantino, "evolución sin revolución".

La llegada de Julen Lopetegui como seleccionador nacional el pasado 21 de julio de 2016 supuso el fin y el inicio de dos etapas en el combinado nacional, dando lugar a una transición que el técnico ha sabido resolver con éxito con la clasificación para el Mundial de Rusia de 2018.

Tras los éxitos cosechados de la mano de Del Bosque, con un final frustrante, la Federación apostó por el vasco como su relevo, dado su buen historial en las categorías inferiores. Desde entonces, Lopetegui ha dirigido 16 partidos con 12 victorias y cuatro empates. Con 52 goles a favor y diez en contra.  

Ha conseguido despejar las dudas que se barruntaban en el horizonte de la selección, con el buen juego y las prestaciones ofrecidas ante selecciones del nivel de Italia, Inglaterra, Francia o Bélgica. Muchos jugadores fundamentales en los éxitos pasados han dejado la selección en este último año. Pero esto no ha hecho que la selección pierda su fútbol vistoso. En ello ha tenido mucho que ver el estilo que ha impuesto el seleccionador español. Un estilo diferente de trabajar en los entrenamientos, de preparar la estrategia, cuidar todos los detalles y de relacionarse con sus futbolistas, imponiendo una mentalidad de compromiso y de ambición. Un estilo que parece haber enterrado el juego visto de Del Bosque. El tiqui-taca que preponderaba la calidad y la unión de pases ha pasado a mejor vida. Ahora se mezcla la posesión y la agresividad.

Lopetegui ha sabido mezclar veteranía y juventud. A los Sergio Ramos, Gerard Piqué o Busquets, ha ido dando oportunidad y protagonismo  a otros con los que ya disfrutó el éxito en las categorías inferiores, como Thiago Alcántara, Isco Alarcón, David de Gea, Koke y ha demostrado que premia a los que están en mejor forma como como Asier Illarramendi, Marco Asensio, Nacho, Marc Bartra, Rodrigo Moreno, Saúl Ñíguez, Álvaro Odriozola, Kepa, Luis Alberto o Alberto Moreno.

Sin olvidarnos que, de su mano, han debutado cinco jugadores: Odriozola, Illarramendi, Saúl, Ander Herrea y Iago Aspas. Este último se ha convertido en pieza clave. Y también hay que recordar que no le ha temblado el pulso a la hora de convocar a veteranos como Villa, Pedro o Aduritz.

Gracias a todo esto, España ha conseguido una brillante clasificación para el próximo Mundial. A pesar de tener a Italia en el mismo grupo clasificatorio, La Roja lo ha superado, y con mucha solvencia. Precisamente contra Italia, en Turín, obtuvo el único empate que le privó de hacer el pleno de victorias. Casualidad o no, en el partido del Bernabéu, de nuevo ante Italia, España se tomó su particular venganza y les infligió un 3-0, siendo uno de los mejores partidos jugados en la fase y que aseguró la primera plaza al combinado nacional.

Fuera del ámbito deportivo, le ha tocado lidiar con muchos temas extradeportivos que podrían haber perjudicado el ambiente en las concentraciones, como fue la detención del presidente de la RFEF, Ángel Villar, o la polémica de Gerard Piqué por su implicación con el referéndum de Cataluña.

Con todos estos ingredientes, parece que la receta ha resultado exitosa y ha sido la idónea para devolver la ilusión al país, pues después de las dos últimas decepciones en Eurocopa y Mundial, se había perdido. Julen Lopetegui ha devuelto a España a la senda de los éxitos y el próximo verano será el momento perfecto para que España demuestre que ha vuelto y justifique su candidatura al título.