La SD Eibar lleva años dando alegrías a sus aficionados que habrían sido inimaginables hace una década. El conjunto eibarrés a las riendas de  Mendilibar y con uno de los menores presupuestos de Primera División, no sólo ha sabido mantenerse en la máxima categoría, si no que ha logrado distanciarse de los puestos de descenso y ha hecho que Ipurua sea un fortín para los suyos, donde ya muchos equipos de alto nivel han caído. 

Esta temporada, con un bloque muy similar al del año pasado, se esperaba que el Eibar siguiera manteniendo el estilo y la confianza que le hicieron considerarse un equipo rudo el año pasado. No obstante, los primeros atisbos, sensaciones, señales y resultados no fueron los mejores. La defensa estaba muy lejos de su mejor nivel y ya no se caracterizaba por su dureza y su entrega, sino por todo lo contrario. El centro del campo echaba de menos a alguien que llevara la iniciativa sin el lesionado Pedro León, y la dupla de ataque formada por Kike García y Sergi Enrich, no lograba anotar en portería rival. 

Todo esto hizo que el conjunto de Mendilibar no consiguiera resultados. De hecho, cinco partidos atrás, el Eibar sólo había conseguido 8 puntos en 11 encuentros. Esto colocaba a los armeros a dos puntos de los puestos descenso con la peor diferencia de goles de toda la Primera División. Una situación que hacía pensar que el Eibar pudiese vivir una temporada de infarto. 

Cambio de chip

Sin embargo, poco a poco las cosas se fueron asentando y fueron otros jugadores los que fueron cogiendo las riendas para que este Eibar despegara y diera muestras de que alcanzar el hito del año pasado todavía era posible. Las nuevas adquisiciones como son Oliveira, Joan Jordán o Iván Alejo se comenzaron a adaptar al juego que plantea Mendilibar y actualmente la racha de resultados que atraviesa la entidad armera es enormemente esperanzadora. 

Suman cuatro encuentros seguidos sin perder; tres vicotrias y un empate. Han ganado al Betis, al Alavés y al Espanyol y han empatado frente al Getafe fuera de casa. Durante estos encuentros han anotado diez goles y han recibido únicamente dos tantos. Un dato que contrasta mucho con la diferencia de -18 goles de la que hablábamos antes. 

Ahora el Eibar necesita ganar a un equipo grande para volver a sentirse el equipo rocoso, efectivo e intenso que era la temporada pasada. Qué mejor manera de sentirse vivo que con una victoria frente al Valencia. Veremos si el Eibar es capaz de hacer frente a Marcelino y continuar con su buena racha de resultados.