Saltan las alarmas en el conjunto nazarí, al haber perdido de nuevo la oportunidad de cosechar una victoria como visitante. Todas las bondades que muestra el equipo jugando en casa parece “perderlas” cuando le toca jugar a domicilio. Si en Los Cármenes se puede ver a un equipo con carácter y pegada, que es capaz de solucionar pronto los partidos, lejos de éste es todo lo contrario: un equipo flojo atrás que concede, con poca creación de juego en el medio campo y sin pólvora en el ataque. En resumen, un equipo esencialmente de media tabla que aburre a domicilio.

Las estadísticas no engañan: de 10 partidos que ha jugado el Granada como visitante sólo ha cosechado dos victorias. El resto han sido dos derrotas y cinco empates, este último frente al Reus, en un partido gris para ambos conjuntos. Esto se transforma en que de 30 puntos posibles sólo han conseguido 11; cifra muy pobre teniendo en cuenta que es un serio aspirante al ascenso directo.

Y no sólo eso. Tampoco están agraciados los de Oltra de cara a portería, habiendo marcado únicamente un gol, el de Joselu contra la Cultural Leonesa, en los últimos 4 partidos disputados lejos de Los Cármenes.

Esta irregularidad puede acabar difuminando las grandes expectativas que se han volcado sobre el conjunto granadino de retornar rápidamente a Primera División, ya que en una categoría tan dura donde los rivales directos ceden muy pocos puntos lo que prima es la regularidad. Por tanto, si el Granada quiere aspirar a volver a la máxima categoría del fútbol español tiene que cambiar esta tendencia lo antes posible y tratar de asaltar la mayor cantidad de feudos posible.

El último partido de este año lo disputará como local el Granada frente al Sporting de Gijón, por lo que de momento deberá esperar ya al próximo año 2018 para comprobar si realmente han sido capaces de superar este bache en casa de un Cádiz que está yendo de menos a más, y que puede convertirse en un rival a seguir muy de cerca en la segunda vuelta de la liga.

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