Puede sonar a excusa decir que "el césped estaba en mal estado", como ocurrió en Getafe -pese a que tanto Marcelino como los jugadores dijeron que no lo era-. Sin embargo, esta vez la derrota del Valencia sí que tuvo un grandísimo "perdón": la suerte no estuvo de su lado.

El mano a mano de Zaza en el que se hace un lío el italiano, el paradón de Asenjo contra el propio Zaza en la segunda parte, el regate al portero por parte de Pereira que no acaba dentro, el balón al travesaño o el fallo de Neto en el 90. Ocasiones que acabarían en gol de 100 partidos en 99 -al menso una de ellas-, y que el pasado sabado en Mestalla no lo hicieron.

Es evidente que hay muchos errores que el Valencia pudo evitar: uno de ellos el gol concedido ante Bacca, el cual jugueteó en la banda de Montoya todo el encuentro, sin que ni el lateral ni el entrenador Marcelino, encontraran una solución para frenarlo. O asumir el hecho de que el equipo anda escaso de profundidad en los últimos tres o cuatro encuentros. Sin embargo, ninguno recordaría esos errores hoy si el resultado hubiera sido otro, es decir, si Jesús Trujillo hubiese pitado el clarísimo penalti por mano de Trigueros. O si hubiese amonestado a Samu García, al cual su entrenador retiró del campo en el minuto 70 viendo como el árbitro le había perdonado en muchas ocasiones la cartulina roja. 

De Zaza es complicado hablar. Falló dos ocasiones clarísimas, y hizo una entrada criminal cuando ya contaba con una amarilla. Eso sí, y sin que suene a justificación para el italiano, es muy fácil sacarle una amarilla al ariete por protestar. Quizá las protestas del valencianistas sí que merezcan la amonestación con cartulina, pero sería interesante que ese reglamento se aplicara a todos los jugadores, y no solo al italiano, al cual los árbitros ya le han cogido la matrícula. 

Los equipos ya saben como jugarle al Valencia, y eso lo demostró el conjunto castellonense el sábado: saben que a los de Marcelino les cuesta generar ocasiones en estático. Saben que son matadores al contrataque, y por eso hacen faltas por doquier con tal de frenar las cabalgadas de los Guedes, Rodrigo o Pereira. Y eso es algo en lo que el técnico asturiano tendrá que trabajar cuando vuelva de las vacaciones; porque el equipo ataca bien en movimiento y defiende notablemente -digno de mención el gran encuentro que hicieron ayer tanto Paulista como Garay-, no obstante, el ataque en estático es su principal talón de aquiles. Y todos los equipos ya se han dado cuenta

Lo mejor del encuentro, bronco y turbio, fue el final: el aplauso cerrado de la afición a sus jugadores. Mestalla no pide ganar todos los partidos, Mestalla no exige ganar un título. Lo único que exige Mestalla es que los jugadores se dejen todo en el campo. Y así lo hicieron los hombres de Marcelino pese a no obtener la victoria, y por ello la afición jamás les dejó de lado y les apoyó al final del encuentro. Luego, como dijo el técnico en rueda de prensa "se puede ganar o no", pero los jugadores compitieron durante los 90 minutos y, de hecho, todavía no ha habido un encuentro en el que no lo hayan hecho o en el que el rival les haya pasado por encima. 

La sensación agria con la que algunos valencianistas dicen cerrar este 2017 está totalmente injustificada. Miren la clasificiación de hoy, miren el equipo de hoy, miren el ambiente dehoy, y después comparenlo con el del año pasado en estas mismas fechas, a ,a penas,  días de que dimitiera Prandelli. Este Valencia ha devuelto en 4 meses la ilusión a una ciudad, no vayan ustedes a perderla por 4 encuentros sin ganar.