Hace diez años el Atlético era un equipo impredecible. Era capaz de ganar al líder y, en la jornada siguiente, caer goleado ante el colista. ¿Quién no se acuerda de jugadores como Leo Franco, Seitaridis, Pernía, Perea, Ujfalujsi, Pablo Ibáñez, Maniche o Costinha? Diego Forlán y el Kun Agüero formaban una de las mejores parejas atacantes de la historia, asistidos por Simao Sabrosa y Maxi Rodríguez.

Estos años se caracterizaban por la mediocridad del equipo, hasta que los títulos empezaron a llegar. En la temporada 2009-2010, el conjunto colchonero se proclamó campeón de la Europa League de la mano de Quique Sánchez Flores. En la ribera del Manzanares se vivieron grandes noches europeas frente a equipos de la talla del Galatasaray, Sporting de Portugal, Valencia o Liverpool. Finalmente, un doblete de Forlán en Hamburgo trajo el trofeo para España. En agosto de 2010, el Atlético batió al Inter por 2-0 y ganó la Supercopa de Europa.

La campaña 2011-2012 no comenzó bien en la parroquia rojiblanca. Gregorio Manzano no daba con la tecla del equipo, que había caído en Copa frente al Albacete y coqueteaba con el descenso en Liga. No obstante, esto supuso el retorno de uno de los grandes héroes del Calderón: Diego Pablo Simeone. El Cholo supo manejar la situación y no solo elevó al Atlético hasta la quinta posición, sino que conquistó la Europa League frente al Athletic Club en Bucarest. Unos meses más tarde los rojiblancos firmaron uno de los mejores partidos de su historia y pasaron por encima del Chelsea, al que golearon por 4-1.

La temporada siguiente el Atleti conquistó la Copa del Rey frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu y logró un tercer puesto que le sirvió para volver a la Champions League. En la 13-14, los rojiblancos ganaron la Liga y llegaron a la final de la Champions. Ese año quedará grabado a fuego entre todos los indios, ya que no se ganaba el trofeo doméstico desde hacía 17 años. El balón parado, la intensidad defensiva, las paradas de Courtois o las galopadas de Diego Costa fueron algunos de los rasgos de ese año. Se vivieron noches mágicas, tanto europeas como ligueras. El “partido a partido” de Simeone caló hondo entre la gente. Equipo y afición eran uno. También hubo decepciones, como la eliminación copera a manos del Madrid, el pinchazo en la penúltima jornada frente al Málaga o, sobre todo, la final de Champions de Lisboa.

Pero no hay duda de que lo peor de ese año ocurrió el 1 de febrero de 2014, en el que una de las figuras más importantes de la historia del Atlético fallecía a causa de leucemia: Luis Aragonés. Al día siguiente se le rindió un gran homenaje, con ocho minutos de silencio y un espectacular tifo. Los jugadores también cumplieron y le endosaron un 4-0 a la Real Sociedad. Simeone quiso acordarse del Sabio justo después de ganar la Liga: “Estoy seguro de que Luis estaba defendiendo como uno más desde allá arriba”, declaró el argentino en la sala de prensa del Camp Nou.

La Supercopa de España, el 4-0 al Madrid, las dos victorias en la tanda de penaltis frente a Bayer Leverkusen y PSV, la eliminación del Barça o el triunfo frente al Bayern de Múnich también se dieron en el Manzanares. Pero si hay un partido grabado en la memoria de todos los atléticos es el último derbi del Calderón. Indios y vikingos disputaron la vuelta de las semifinales de Champions. El Atlético venció (2-1) pero no fue suficiente para remontar el resultado de la ida. Sin embargo, esa noche fue mágica, ya que los 55.000 espectadores que se encontraban en el campo cantaron al unísono bajo una lluvia torrencial, dando a entender lo orgullosos que estaban con sus jugadores.

El último encuentro de los rojiblancos en su feudo fue contra el Athletic Club. Los locales se impusieron por tres goles a uno (con doblete de Fernando Torres y gol de Correa). Después, se realizó un acto con el que se daba por finalizado el periplo del Vicente Calderón 50 años después de haberse inaugurado. Pero el Vicente Calderón seguirá muy vivo en los corazones de todos los atléticos.