Esta historia comienza en el 2017, no en los años 80; no se localiza en Hawkins, sino en Mestalla. Son muchas las similitudes entre la serie de ficción norteamericana y las diversas situaciones de contraste que ha tenido el club de la capital del Túria en el año que está a punto de acabar.

Al igual que en el pequeño pueblo de Hawkins, el 2017 del Valencia CF también ha tenido dos mundos paralelos. El primero corresponde con el principio del año, específicamente con la segunda vuelta de la temporada 2016/17. Corresponde con el periodo más oscuro del año, el upside down valencianista. Para entender esta historia hay que remontarse a la jornada 17 de liga, esta se disputó en la primera semana de enero. Un Valencia con un entrenador italiano, que parecía valiente pero acabó siendo cobarde, había abandonado recientemente el barco y no se comió el turrón, los che iban en la decimoséptima posición con Voro en los banquillos.

Sí, aunque con un partido menos debido al mundialito del equipo blanco, el club de Mestalla estaba sólo un punto por encima del pozo del descenso. Pozo donde se encontraban Osasuna, Sporting de Gijón o Granada, equipos que para suerte del Valencia lo estaban haciendo muy mal, sólo hay que ver cómo acabaron al finalizar la temporada… Los números no desacreditaban la situación del club y sus jugadores. Futbolistas como Parejo, Gayà o Garay estaban desaparecidos al igual que Bárbara o Will.  Además, el público valencianista de Mestalla exigía cambios a Peter Lim, a quien consideraban el demogorgon.

Pero el año acabó y con ello el sufrimiento de los valencianistas, acabó con la salvación, sí, pero con un barco que no tenía rumbo alguno y con poca esperanza de que los próximos años anduvieran a ser mejores.  Poco después llegaría al club de Mestalla el anuncio del fichaje más importante de los últimos años en la parroquia valencianista, Marcelino García Toral iba a ocupar el puesto que dejaba Voro en la banqueta. El Valencia ya tenía su peculiar Eleven que le iba a ayudar a no morir un año más y a ilusionarse con que lo pasado era muy poco probable que se fuera a repetir.

El otro mundo paralelo corresponde con la segunda mitad del año. El verano no comenzó demasiado bien, el periodo de fichajes que se vivió se puede resumir en dos palabras; especulación y nervios.  Y como suele ocurrir en cada mercado estival, crecieron los debates y las incógnitas, ¿Krychowiak o Kondogbia? ¿Guedes o Lucas Moura? ¿Cancelo se queda o se va? menos mal que el club che no hizo caso a lo que algunos decían por Twitter… El Valencia, capitaneado por Mateu Alemany y Marcelino supo afrontar el periodo con cabeza y al final se acertó.

Y tanto que se acertó, llegaron tarde pero bien y eso se notó y mucho o sino preguntárselo a cualquier valencianista de bien.

La temporada comenzó con una victoria y continúo con grandes partidos ante equipos como Real Madrid o Atleti contra los que no se perdió, a partir del tercer partido en Mestalla se encontró un equilibrio en el ataque, los delanteros ya comenzaban a marcar hat-tricks y ante ellos el agrado de Mestalla.

Marcelino consiguió el mejor arranque liguero de los cien años de historia del club y consiguió rescatar a jugadores como Parejo, Zaza o Rodrigo que no hacía mucho se encontraban en el mundo de los demogorgons.

Cómo ha cambiado la historia, o los mundos, en tan solo un año ¿verdad? El Valencia ha pasado, en un sólo año, de ver muy oscuro su futuro y bailar entre los puestos del descenso a volver a donde su historia le marca como club, entre los mejores equipos de España. Hay que valorar de dónde vienen los che y dónde están y esto lo ha captado la fiel afición del Valencia.

El año se despidió en Mestalla ante el Villarreal, con una dolorosa derrota por las circunstancias que acontecieron, pero con un Mestalla hasta la bandera, levantado de su asiento al finalizar el partido, y aplaudiendo a su equipo por cómo ahora sudan la camiseta, por cómo pelean cada jugada y sobre todo por cómo se ha conseguido levantar. Una pena que en medios de comunicación del centro de España no haya salido esta imagen de Mestalla aplaudiendo a sus jugadores, desde luego que no conviene, pero ese es otro tema.

Cómo veis, sin duda, el año 2017 del Valencia ha sido de Stran’CHE’r Things o por lo menos propio de una serie de ficción.

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