La primera mitad del 2017 supuso un año muy duro para toda la entidad del Alcorcón. El descenso acechaba y la perdida de la categoría supondría un palo muy duro para una entidad de la humildad del Alcorcón. Con esto en mente, actuó el club en un desesperado acto de socorro destituyendo a Cosmin Contra, el entrenador rumano que comenzó la pasada temporada, y contratando a Julio Velázquez, que sería finalmente quien salvaría el equipo.

La llegada de Velázquez en octubre del pasado 2016, supuso un giro en el rumbo que tenía el equipo. Julio Velázquez se trata de un entrenador pasional y vocacional, no es un entrenador con pasado ligado al futbol, ya que nunca ha sido jugador de futbol profesional, pero desde bien joven su pasión por el deporte rey le hizo ir metiendo la cabeza con tan solo 15 años por equipos del fútbol base vallisoletano hasta alcanzar el juvenil del Real Valladolid. Más tarde lo haría en el Polideportivo Ejido y en el Villarreal C y Villarreal B, para pasar posteriormente al primer equipo.

 Su mejor etapa la consiguió en el Real Murcia y fue de las revelaciones de la temporada, luchando por los primeros puestos. Tras esta aventura, sus destinos fueron el Real Betis y Os Belenenses, para terminar finalmente en el Alcorcón.

Nueva temporada

Tras una salvación muy ajustada y con unos últimos cuatro partidos de infarto, Julio Velázquez comenzó a preparar el siguiente curso. La contratación de Miguel Ángel Baltanás como secretario técnico fue decisiva en la confección de la plantilla, ya que se trata de su mano derecha en cuanto a fichajes se trata. Para esta nueva plantilla, el objetivo del cuerpo técnico era no repetir los errores cometidos anteriormente. Se ficharon futbolistas contrastados y de nivel con mucha experiencia en esta categoría y en las superiores, como Laure, Jonathan Pereira, Jon Errasti, Casto, David Fernández, Borja Lázaro, Nono o Albert Dorca.

Evolución del sistema

Desde pretemporada, la idea futbolística de Velázquez era crecer a partir de la solidez defensiva e imitar el sistema que ha dado buenos frutos a equipos como el Girona, que jugaban con defensa de tres con los dos laterales como carrileros muy ofensivos, con tres medios muy versátiles y con llegada para apoyar a los dos delanteros que acompañaban arriba. La formación era muy camaleónica y durante la pretemporada estuvo dando sus grandísimos resultados.

Una vez empezada la liga, el buen hacer del sistema y el descubrimiento de los jugadores por parte de los aficionados eran agradables. Encontraban a un Alcorcón con una identidad propia y con un equipo que a pesar de ser totalmente nuevo era reconocible y disponía de unos jugadores que se entendían a la perfección. Tras unos cuatro partidos paradisiacos al principio de liga, llegaron los malos tiempos y el equipo llegó a perder cinco partidos seguidos y a meterse en puestos de descenso. Con esta época llegaron los cambios. Velázquez se encontraba en la cuerda floja por parte de la afición, pero desde la cumbre del club solo le ratificaban y apoyaban su trabajo.

Velázquez cambió el sistema, quitan a uno de los centrales y jugando con una defensa de 4 clásica, introduciendo también en los últimos partidos una línea de 4 en el medio con Sangalli y Álvaro Peña en los laterales haciendo de extremos en ataque, dando a Jonathan Pereira y Álvaro Giménez más líneas de pase en ataque.