Moisés Gómez Bordonado, natural de Rojales, en Alicante, nacido un 23 de junio de 1994, 1,76 centímetros de altura, porta el dorsal 23, un número que suelen llevar los grandes pasadores, los buenos asistentes y es que es un jugador que representa muy bien la filosofía de la última década en el fútbol español, una filosofía de jugadores bajitos pero con una gran técnica y mucho talento, algo que no se tiene en duda pero que tiene que poner en práctica mucho más habitualmente, porque es bueno, porque puede y sobre todo porque debe hacerlo.

Desde su llegada al Sporting la temporada pasada ha tenido que trabajar mucho, ya que llegó con unas expectativas que todavía no ha cumplido, por eso he aquí un pequeño resumen del 2017 del jugador rojiblanco:

Su primer partido jugado en 2017 fue en el tramo que respecta a la temporada pasada el 15 de enero frente al Eibar en El Molinón, jugando 45 minutos y finalizando el encuentro con derrota por 2-3. A partir de ese partido jugaría un total de once partidos hasta el final de la temporada, perdiéndose cuatro por lesiones ante el Valencia, Granada, Sevilla y Málaga y uno por acumulación de tarjetas frente al Espanyol. Conseguiría un gol el 26 de febrero en El Molinón ante el Celta de Vigo en el minuto 49 que supondría el 1-0 en el marcador, aunque esa jornada, la 24, finalmente acabaría con empate 1-1 y disputando los 90 minutos. Esta temporada lleva un gol, el que metió en El Molinón en la jornada 19, era el minuto 89 y suponía el 3-0 definitivo en la victoria ante el Tenerife.

En cuanto a asistencias este año lleva una, en la jornada 9 que enfrentaría a los gijoneses con la Cultural Leonesa, asistencia que daría a Sergio Álvarez en el minuto 65 para poner el 0-1 en un marcador que acabaría con un definitivo 0-2. Mientras que en el tramo de la temporada pasada que se refiere a 2017 también conseguiría una asistencia frente al Eibar en la penúltima jornada de la competición doméstica, pase de gol que daría a Burgui en el minuto 32 para poner el 1-0 final en El Molinón.

Este año jugó los partidos de Copa del Rey que llevó al conjunto asturiano a medirse ante el Reus y el Numancia. Además este último tramo de 2017 está siendo respetado por las lesiones, aunque le sigue pasando lo mismo que a principios de 2017 ya que muchos aficionados le siguen acusando de falta de espíritu, entrega y de ser ese mediocentro ofensivo que cree juego y sea la unión entre el centro del campo y los puntas.

Aunque tampoco hace falta decir que todavía es joven y con margen para la mejora, además de que ya demostró en el Villarreal y en el Getafe su buena visión de juego, su gran técnica y sobre todo, el guante que atesora en su pie derecho, ya que es un jugador que sabe sacar bien a balón parado.

En resumen, un 2017 irregular para el de Rojales, que fue de más a menos y finalmente de menos a más, ya que este 2017 no lo ha acabado mal del todo y parece que vuelve a entrar con regularidad en los planes de los entrenadores, ya sean estos Paco Herrera o Rubén “Pipo” Baraja y que con la marcha inesperada este verano de Víctor Rodríguez a la Major League Soccer se le han dado todavía muchas más responsabilidades en lo que se refiere a la creación de juego, posesión del balón y espíritu de equipo .