Segundo año y tercera temporada del argentino Gonzalo Escalante en la entidad armera. El bonaerense ya es uno de los pilares fundamentales en los esquemas de José Luis Mendilibar, podría decirse que uno de los líderes del vestuario, de esta camada de jugadores que se incorporaron al Eibar un año más tarde del histórico ascenso. Un conjunto de jugadores que llegaron hace un par de años, y que ahora llaman a ser la identidad del club vasco. Gonzalo se encuentra junto a jugadores como Inui, Sergi Enrich o Iván Ramis. Jugadores que la afición ya reconoce como ‘suyos’.

Sería sencillo echar un vistazo a los números de Gonzalo durante este 2017, y resumir su año en que ha marcado un par de goles y alguna asistencia que otra, pero recordemos que ese no es el papel del argentino. Desde su llegada al club, el sudamericano tuvo claro cómo jugaban los vascos y cual era el papel que debía desempeñar en Ipurúa: ser el defensor del centro del campo. Dicho y hecho. Un aficionado común puede pensar que su juego es bastante interrumpido, cero fluidez y con muchas faltas que atascan el partido. Y sí, el centrocampista del Eibar es uno de los jugadores que más faltas tiene a su nombre en la Primera División, pero ese es su cometido en el centro del campo.

Compenetración Ipurúa-Escalante

Siguiendo el hilo de su papel en Ipurúa, también cabe destacar que las condiciones del estadio en el que juega la mitad de los partidos de la temporada ayuda, en cierta medida, a que Escalante pueda hacer el juego que le gusta. Una zona donde el clima obliga a que el terreno de juego siempre esté mojado, hábitat tremendamente cómodo para Escalante. Las entradas a ras de suelo son uno de los fuertes del jugador argentino, y en un espacio reducido y con tanta capacidad para deslizarse sobre el césped, el despliegue defensivo del pivote se multiplica.

Pero este no es el único aspecto del estadio armero que beneficia a Gonzalo. La conexión que tiene con la grada aumenta la eficacia y la confianza con la que lleva el balón por el medio del campo. Una afición con mucho criterio, y que aplaude cada buena salida de balón del protagonista de este artículo. Los hinchas armeros saben cuanto esfuerzo pone el argentino en cada partido, y lo recompensan con aplausos que acaparan todo el ambiente que se crea en Ipurúa.