Parece que el Real Zaragoza no se ha portado bien este año. Los Reyes Magos, como cada uno de los últimos eneros vuelven a traer carbón a un Real Zaragoza que se muestra incapaz de reaccionar. Los pupilos de Natxo González vuelven a empatar en la Romareda ante el filial culé, mostrando la cara negativa y habitual de los últimos encuentros. La consigna que transmitieron todos los futbolistas zaragocistas que pasaron por rueda de prensa a lo largo de la semana relacionada con hacer de La Romareda un fortín no ha surtido efecto, siendo el feudo maño un lugar propicio para puntuar para los rivales.

​24 puntos, esta es la cifra con la que el Real Zaragoza pone fin a la primera vuelta.​ Una puntuación propia de un equipo inmerso en una dinámica negativa y cuya aspiración no es otra que escapar de los puestos de descenso. Como todas las últimas temporadas, los aragoneses llegan al ecuador de la competición lejos de sus objetivos iniciales y recibiendo una bofetada de realidad, una realidad que no es otra que alcanzar los 50 puntos al final de la campaña.

Con todo esto, el Real Zaragoza no se ha encontrado con el partido que esperaba. Una tarde de lluvia muy intensa ha provocado que el terreno de La Romareda estuviese prácticamente impracticable, lo que ha hecho que el balón no rodase con normalidad y el cansancio se hiciese notar de una forma más intensa. Natxo iba a comenzar el año con sorpresas, dando entrada a Lasure en el once y dejando fuera a Ángel Martínez, fijo hasta entonces. La entrada de Ros por Zapater también ha llamado la atención, ya que el capitán está siendo excluido del equipo durante las últimas jornadas.

El encuentro iba a tener un comienzo bonito, inicio con muchas alternativas en el que ambos conjuntos han ido lanzados a por el gol. El primero en avisar iba a ser el cuadro local, aviso que llegaría bajo la firma del canterano Pombo, que tras una jugada individual mandaría el balón al palo con un gran disparo de rosca que buscaba el segundo palo. Dos minutos más tarde, en el minuto cinco, el filial blaugrana respondería mediante el joven Abel, que con una jugada similar a la de Pombo mandaría el esférico por encima de la portería.

Con el paso de los minutos el Barcelona B comenzó a tener la iniciativa con el balón, quedando el equipo de Natxo González a la espera de salir rápido en busca de una jugada de peligro. Esta acción de peligro iba a llegar muy pronto, y es en que el minuto 13 Vinicius se topó de nuevo con el palo. Tras una buena jugada individual en la que dejó atrás a varios rivales, la madera volvió a negar el gol al conjunto maño.

Tras este inicio con distintos golpes por parte de ambos competidores, el Real Zaragoza se hizo dueño y señor del balón. Un tramo que abarcaría desde el minuto 20 hasta el 45, intervalo de tiempo en el que el equipo maño mostró su mejor cara durante el partido. Las buenas combinaciones entre Papu, Vinicius y Guti marcarían esta primera parte, además de la buena de salida de Eguaras y el apoyo de Javi Ros entre líneas. Estas combinaciones hacían pensar que el gol era cuestión de tiempo, y es que a éstas lo único que les faltaba era encontrar un último rematador.

Aun así, el principal aviso del filial azulgrana llegaría en el último minuto de la primera mitad, en una jugada embarullada en la que Carles Aleñà no fue capaz de culminar a gol. El partido llegaba al descanso con un Real Zaragoza que tuvo buenos momentos de fútbol y que merecía llevar algún gol en su marcador.

La segunda mitad iba a tener una tónica muy diferente. Esta segunda parte tuvo como protagonista al equipo visitante, mostrando a un Real Zaragoza incapaz de inquietar al rival. Este mejor inicio se tradujo muy pronto en el marcador, encontrando los visitantes en el minuto 54 su cita con el gol, Abel Ruiz, tras un magnífico quiebro a Delmás no se puso nervioso delante de Cristian Alvárez y lo batió por debajo de las piernas.

Aunque el botón del buen juego del Real Zaragoza seguía apagado en esta segunda mitad, los zaragozanos iban a reaccionar pronto. Una gran jugada por parte del canterano Raúl Guti, que se marchaba de varios rivales, iba a ser culminada con un zapatazo que perforaba la red rival. Era el minuto 64, y el equipo local ya había conseguido devolver las tablas al marcador, la remontada era posible.

Cuando parecía que el encuentro auguraba el mejor momento, esto no iba a ocurrir, y se convertiría en un partido dífícil de ver. El cansancio hizo mella en ambas escuadras, y con corazón más que con cabeza el Real Zaragoza era incapaz de inquietar la meta rival. Natxo trataría de revertir esta situación dando entrada a futbolistas como Febas o Buff, pero éstos serían incapaces de cambiar un partido que ya tenía el empate como resultado final.