Partido de mucha importancia en un Camp Nou que estrenaba 2018 en la visita del Levante. Tras la confirmación ayer noche del traspaso de Coutinho, el Barcelona debía concentrarse para mantener la distancia al frente de la tabla y frenar cualquier intento de remontada de sus perseguidores.

Más allá de su importancia en La Liga, el partido era especial por una buena serie de razones. En primer lugar, el encuentro suponía el partido número 400 para Leo Messi en la competición doméstica. Lejos de calmarse tras tantos partidos y éxitos, el argentino sigue demostrando su hambre y sus ganas por defender la elástica azulgrana.

Además, el partido significaba la primera titularidad y el primer partido en el Camp Nou para Dembélé tras la vuelta de su lesión. El jugador francés está gestionando a las mil maravillas su vuelta a los terrenos de juego y ya ilusiona a una afición que aprovecha cualquier ocasión para mostrarle su cariño.

Calma chicha

En un horario poco agradable, frío y muy mala entrada en el Camp Nou, el FC Barcelona comenzó el partido algo dormido. Los primeros minutos costó mucho a los azulgranas controlar el partido. Es más, el Levante comenzó con las mejores oportunidades, llegando con excesiva facilidad.

Por suerte para los locales, los jugadores del Levante fallaban en lo más importante. Llegaban y creaban ocasiones, pero la finalización nunca era la correcta o la más acertada. Las ganas de los visitantes se notaban en sus llegadas, pero también con su entrega defensiva. Lerma no tardó más de siete minutos en ver la amarilla por una fuerte entrada sobre Leo Messi.

Poco a poco, los de Ernesto Valverde comenzaron a controlar el balón, jugando con más calma y cabeza. Era entonces cuando el Levante más sufría y se cerraba en banda con la esperanza de evitar que llegasen los goles del Barça.

Sin embargo, sus intentos se vieron frustrados cuando, en el minuto 12, apareció el de siempre. La conexión Alba-Messi volvió a hacer estragos cuando el lateral puso un centro perfecto para el argentino, que empalmó el balón al fondo de la red. Un balón imposible que, tras rebotar en el palo, daba otro gol a Leo Messi en su aparición número 400 en La Liga.

La conexión Alba-Messi vuelve a funcionar. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
La conexión Alba-Messi vuelve a funcionar. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Pese al gol de Messi y una buena aproximación de Suárez, los jugadores del Levante no pensaban echarse atrás. Con buenas aproximaciones y una defensa bien posicionada, los de López Muñiz seguían sin dejar tranquilo al Barça. De nuevo, su mayor problemas fue la falta de acierto, que no permitió que asustasen realmente a los locales.

Volvió el control. El Barça manejó el balón como solo ellos saben y parecieron adormecer al Levante, que iba echándose atrás. Dembélé iba cogiendo ritmo y  animándose. El francés, avalado por un Messi muy pendiente de él, se atrevía a realizar una muy buena jugada individual y probar suerte con el disparo. Sin embargo, Oier evitó el segundo gol de los locales con una gran parada. Suerte tuvieron los levantinos, eso sí, de que Suárez mandara el rechace al travesaño.

El Barça lo siguió intentando hasta que encontraron la otra conexión de moda. Sergi Roberto recibió un maravilloso pase en profundidad en la banda derecha que transformó en un aún mejor centro al área. Ahí andaba Luis Suárez para pescar el pase y empalmar el balón con una trayectoria imposible para Oier. El uruguayo conseguía el segundo para el Barça y daba a los locales la pausa tranquilidad que les faltaba.

El resto de la primera parte fue un acoso prácticamente constante de los azulgranas, que encerraban al Levante en su área e imposibilitaba cualquier reacción. La ocasión más clara llegó al borde del descanso, cuando un pase en profundidad para Leo Messi pudo convertirse en el tercero.

El aliado de la tranquilidad

Lejos de asustarse o echarse para atrás, el Levante comenzó la segunda mitad con más valentía que nunca. Tras una primera parte de dominio azulgrana, decidieron coger el toro por los cuernos y evitar que los segundos 45 minutos tuvieran la misma narrativa.

Ivi fue el primero en probar suerte. Tras una buena conducción, el delantero del Levante soltó un genial zapatazo desde la frontal que pondría a prueba a Ter Stegen. El guardameta alemán respondió bien y despejó el balón, pero el Levante avisaba.

Vendrían, entonces, unos minutos de odas y venidas en los que ningún equipo parecía tener el control del partido. Los visitantes, beneficiados por la situación, seguían trabajando y aproximándose al área azulgrana.

Fue en el minuto 64 cuando los visitantes dispusieron de su mejor ocasión. Una buena conducción de Jason terminaba convirtiéndose en un gran balón filtrado para Shaq Moore. El estadounidense lo tenía todo para marcar, pero volvió a aparecer Ter Stegen. El alemán se hizo grande y volvió a salvar al conjunto catalán.

El Barcelona no estaba controlando el partido y Valverde lo sabía. Fue en ese momento cuando decidió introducir el primer cambio. El descartado era Dembélé, que dejaba su puesto a Nelson Semedo. El jugador francés abandonaba el terreno de juego en su primer partido como titular tras su recuperación con buenas sensaciones y la impresión de que solo le falta algo de rodaje.

Dembélé dejó buenas sensaciones e ilusión. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
Dembélé dejó buenas sensaciones e ilusión. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Con la entrada del lateral portugués, Sergi Roberto abandonaba esa posición para centrarse algo más y proporcionar el control y la calma que tan bien impone el de Reus. A partir de ahí, el conjunto local comenzó a dominar de nuevo el ritmo del juego y tranquilizó el encuentro.

En los minutos restantes, los de Valerde se dedicaron a controlar el balón y dormir el encuentro poco a poco. El Levante se creía cada vez menos sus opciones, mientras los azulgranas dominaban más y más. Las ocasiones más claras caían ahora del bando local, aunque estos tampoco eran capaces de conseguir el gol.

El Levante fue capaz de volver a subir el ritmo del partido aprovechando los errores del Barcelona, pero no se acercaron nunca con peligro a la portería defendida por Marc André Ter Stegen.

Parecía que nada iba a pasar más en los minutos finales. El Levante no creaba peligro y al Barcelona ya le valía con el resultado obtenido. Sin embargo, el partido estaba lejos de terminar. Tenía que volver a aparecer la Pulga.

Ya en el descuento, Messi se internaba en el área con relativa facilidad para realizar otra de sus mágicas jugadas. El argentino se marchaba de la defensa del Levante y colocaba un balón raso perfecto al área pequeña para que apareciese Paulinho.

El brasileño se ha vuelto ya un habitual en este tipo de jugadas en las que demuestra que las llegadas desde segunda línea son marca de la casa. Con el tercer gol azulgrana en el tiempo añadido, el partido ya estaba visto para sentencia.

El Barça realizaba un trabajo sólido en los últimos minutos por cerrar un encuentro en el que no debían fallar. Con un marcador de 3-0, los de Valverde se aseguran mantener su ventaja al frente de la clasificación y esperan poder aumentar, aún más, su diferencia con un Real Madrid que debe visitar Balaídos en unas horas.

Con una gran victoria, el Barcelona celebraba los 400 partidos en Liga de un Messi que ha vuelto a demostrar que sigue con más hambre que nunca. La ilusión en Barcelona parece estar más alta que nunca. Y es que con la vuelta de Dembélé y la llegada de Coutinho, el conjunto se refuerza para afrontar un final de temporada muy prometedor.

El Levante, por su parte, se complica algo las cosas. Con esta derrota, el conjunto, que se encuentra ahora en la decimosexta plaza, da opciones a Alavés y Deportivo de acercarse y apretar las cosas en la parte baja de la tabla. 

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Sobre el autor
Santiago Arxé Carbona
Baloncesto, moticiclismo y fútbol. Ecribir y hablar sobre ello, mis grandes pasiones.